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Sí, la tierra parece allí más fértil que en el resto del terreno.

El naturalista se rió.

—Esta, doctor Watson, es la Gran Ciénaga de Grimpen—dijo.—Un paso en falso significa allí la muerte, sea del hombre ó de la bestia. Ayer precisamente vi metida allí una de las jacas del páramo. No volvió á salir nunca. Por largo tiempo observé como sacaba la cabeza por el agujero que había hecho en el fangal, pero la Ciénaga se la tragó al Aun en la estación de los calores es peligroso cruzar por allí, y ahora, con estas lluvias otoñales, el lugar se ha hecho terrible. Sin embargo, yo sé abrirme camino hasta el mismo centro y volver sano y salvo. ¡Por San Jorge! Vea otra de las infelices jacas!

Un bulto pardusco se revolvía y saltaba entre los verdes juncos. En seguida, un cuello largo, afanoso, agonizante se estiró hacia arriba, y un gemido horrible resonó en el páramo. La sangre se me heló en las venas, pero los nervios de mi compañero parecían ser más fuertes que los míos.

— Se fué ! exclamó.

La Ciénaga la tiene.

Dos en dos días, y muchas más las seguirán ciertamente, porque tienen la costumbre de andar por aquí en tiempo seco, y no advierten la diferencia sino cuando han caldo ya en las garras de la Ciénaga. Mal sitio es la Gran Ciénaga de Grimpen!

Y dice usted que le es fácil internarse en ella?

—Sí; hay uno que otro sendero por donde pue de andar un hombre que sea muy ágil. Yo los he descubierto.

—Pero, ¿para qué se mete usted en un lugar tan horrible?

—Le diré: Ve aquellas colinas allá lejos? Son membra P