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Mientras Ana pedia,
Y Dido, la infeliz, se consumia
En los furores de su amor insano;
Entonces gravedosa la Clarisa
Desplega magestuosa
Con grande autoridad el abanico;
Silencio la siguió, y ella abrió el pico:
« Decidme ¿por qué son idolatradas
De los sabios las bellas ? por qué vanos
Brindan por ellas lindos cortesanos ?
¿Por qué para adornar tanta belleza
Mar y tierra desplegan su riqueza ?
¿Por qué las nombran ángeles, y tales
Las adoran rendidos los mortales ?
¿Por qué rodean los Dandys con guantes
Blancos a nuestros coches elegantes,
Y del fondo de un palco cortesias
Infinitas nos hacen los Usias?
Tantas penas y glorias vanas fueran
Sino guardara el recto y sano juicio
Lo que la hermosa gana en su servicio.
¿ Qué hombres podrán decir, cuando nos vean,
Con la gracia y el tono que recrean,
Del ancho palco en el galano frente:
Ved ahí en belleza la primera,
Y primera en virtud noble y sincera ?
¡O si, para danzar la noche toda
Y de dia vestir última moda,
Pudieran encantarse las viruelas,
O su siglo esconder las vejezuelas!
¿Quien no se burlará de los cuidados,
De la muger casada ponderados,
Y quien querrá usar terrenos, barros,
O sartenes, pucheros y cacharros