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Hay una ninfa que tu esfuerzo invito
Y á otras mil ninfas à insultar lo enseña
Con las delicias de la alegre risa:
O si á tu Gnomo, ó reina, concedieras
Un hinchado tumor, barro asqueroso,
O darle del limon la agua amarilla
Que de la dueña inflama la megilla,
O el color dar de aquel que pierde un juego,
O pasando de prisa
Arrugar zagalejos, romper lechos,
O dar sospechas sin celosos hechos,
O atacar con la rabia de un patriota
El antiguo peinado á una devota,
o á un faldero enfermar siempre estriñido
Que el ojo hermoso en lloro ha consumido.
Escúchame; si tocas á Belinda
Y das mortal fastidio á aquesta linda,
Verás medio emisferio
Sujeto del Esplin al sumo imperio.
Mas la diosa, con aire descontento
Parece despreciable, pero el ruego
Agradece con fino cumplimiento.
Hace preparar luego
Un odre, semejante
A aquel dó Ulises guardara el raudo viento;
Y allí encerró con femenil aliento
Sollozos y suspiros y la guerra
De lengua, por quien tiemblan cielo y tierra:
Un pomo con desmayos y vapores,
Con tristeza, pesares y temores,
Y con llanto abundante
Que empieza y finaliza en un instante.
Contento con el don él alza el vuelo
De su ala negra al luminoso cielo.