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Con palabra sutil la cimentada,
Firme reputacion; se gasta y tose,
Se abanica y la pausa es nuevo goce;
Se rie, canta y guiña; y las miradas
Hablan mas que dos dueñas requintadas.
 Corta la esfera el sol de medio dia.
Con sus oblicuos rayos abrasando;
Y los hambrientos jueces firman luego
Sus sentencias de fuego;
Pero el triste ahorcado1
Que es hora de comer dice al jurado;
De la bolsa retorna el comerciante
En paz con su ganancia exhorbitante.
 Del tocador cesaron los trabajos;
Mas la hermosa Belinda, á quien inflama
El amor de la fama,
Arde por encontrar dos caballeros,
Diestros aventureros,
Y en un solo del Hombre2 en el combate
Decidir el debate;
Y su pecho se abrasa en la esperanza
De conquista futura, si la alcanza.
Tres bandas se preparan, y juntando
Y de ellas todas batallon formando,
De nueve con el número sagrado,
Cortesana sagaz las dividia,
Formando compañia.
Y luego que Belinda ha desplegado
Su linda mano, pareció volando
El aéreo escuadron, y se coloca
Cada sylpho al momento á dó le toca;
Sobre el gran matador Ariel se posa;
Cada cual por su rango allí reposa;
Pues sylphos, que mugeres antes fueron,