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IX

indican bien que pertenecia tambien al genus iracivile vatum.

Pope quiso brillar en todos los géneros: escribió sátiras: tradujo algunas de Horacio: quiso escribir despues de Dryden una oda á Santa Cecilia: escribió epistolas, varias odas en fin; menos el poema épico y la comedia y tragedia, todo lo probo: todo lo intentó, aspirando á ser genio universal; pero él habia enseñado en su poema sobre la crítica

Para una ciencia solo el genio basta,
Y al arte grande es el ingenio estrecho;
Y aun en las artes en un ramo solo
Confina al genio el limitado vuelo:
Como un rey pierde su conquista toda
Si á la vana ambicion no pone freno;
Que otros posean diferentes mandos,
Tú en el que entiendas fijarás tu imperio.

Nuestro poeta olvidó este saludable precepto; y el lector imparcial hallará en la lectura de sus obras, que su genio era eminente en la crítica. Si su Dunciada no tuviera por objeto personas que no merecian el examen de sus poesias y como Iriarte creyera que

Mucho los honra quien los critica.

Su obra seria el verdadero laurel de Pope; pero nadie lee ya la Dunciada, y sigue la crítica con los criticados el sendero del olvido; y solo se admira la constancia de Pope en perseguir con tenacidad á unos fantasmas que se atrevian á poner sombras y lunares en el cuadro de su gloria poética.

Su correspondencia epistolar merece tambien que se haga mérito de ella. Era inmensa y duró hasta los últimos momentos de su vida. La hace interesante su estilo, propio suyo, la variedad de asuntos que en ella se tratan, y principalmente por hallarse en sus cartas estampado su carácter crítico, poético, literario y político, sus sentimientos de amistosa familiaridad, su pasion por los grandes, pero descubriéndose siempre su insensibilidad natural y su poca facilidad en contraer amista-