nadie ignora, pero que sirve para justificar la desvergüenza so pretexto de exotismo. Pues muchas personas, generalmente más necias que corrompidas subordinan el decoro a su situación geográfica. Así, a los tangueros de por acá, que para deshonra nuestra, justifican con el rótulo argentino su innoble coreografía, corresponden muchas curiosas de por allá, que so pretexto de exotismo a su vez, y haciendo gala de altanera despreocupación, presencian espectáculos enteramente inaceptables para una mujer honrada.
El pretexto de que eso es conocer las cosas de París, constituye una hipocresía miserable. Todo el mundo sabe lo que se puede conocer en ciertos medios, así como lo que el pudor no puede conocer sin mancharse. Nadie, sin estar predipuesto va a engañarse con el rótulo de "artístico" puesto por algunos espectáculos a los llamados "desfiles de modelos" que no son sino desvergonzadas exhibiciones de desnudez, ni concurrir so pretexto de una rareza, que no es sino extravagante tontería, a los famosos "cabarets" donde reinan notorios el alcohol y la prostitución. Hay señoras argentinas que van, sin embargo, allá; y cumple a la más alta cortesía varo-