Página:El problema feminista.djvu/41

Esta página ha sido validada
40
LEOPOLDO LUGONES

hay a mi modo de ver, familia ni patria, su pretensión de convenirse en una especie de semihombre, inferior desde luego a su dechado masculino, me parece la más deplorable de las quimeras. Conforme en que luche por mejorar su lamentable estado pero de acuerdo con el hombre que padece análoga injusticia, y no para dejar de ser mujer, sino para serlo conforme a la ley de armonía natural violada por una sociedad inicua. El feminismo es una enfermedad social, un mero agente de destrucción. La mujer no padece por falta de igualdad ni de derechos políticos que el hombre posee sin ser más feliz con ello. Lo que causa su desventura, es, por el contrario, la igualdad ante la miseria, ante los trabajos de competencia masculina, ante deberes que no le incumben. Cuando ella trabaja en el hogar, como esposa y como madre, hace la parte de labor que le concierne, en su máxima expresión de rendimiento útil; porque el hogar así formado, es el fundamento de la civilización y de la patria. Sus derechos son de carácter interno, por que no le compete la vida exterior. Pero en su santuario cerrado, ella gobierna, que es decir, dirige, con tanta eficacia como el hombre. El hogar es más necesario que el parlamento, porque sin