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EL PROBLEMA FEMINISTA

una crisis de esterilidad, lo cual asimila desde luego el feminismo a la prostitución.

Cuando la mujer honesta abandonó en Grecia el gineceo para entregarse primeramente a las competencias del lujo callejero con las cortesanas, y frecuentar después las escuelas de los filósofos, los conciliábulos de la política, en virtud de derechos inherentes a su pretendida igualdad, ya teorizaba con los mismos argumentos de ahora, la civilización griega sucumbió en la doble esterilidad de la materia y del espíritu. "¡Si pudiéramos tener hijos sin mujeres!", sería la última exclamación de su pesimismo. No los tuvieron, porque las mujeres habían empezado por querer tenerlos, confiando a las esclavas la función materna, así degradada en reproducción animal, y con ello perdiéronlo todo: libertad, patria, honor y genio. Hasta el genio, que fué a esterilizarse también en la aridez de la retórica alejandrina.

La inmensa Roma viril de las conquistas había de ver repetido el fenómeno. La matrona abandonó el hogar para lanzarse al lujo de la calle, cuyo tono, hoy como ayer, lo dió siempre la cortesana. De eso, fué a la literatura, a la filosofía y a la política, con los mismos argumentos actuales