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Y ANTI-MAQUIAVELO.

pero, viendo David que mas le servian de embarazo que de provecho estas armas, declaró que, para vencer a su enemigo, no necesitaba de otras que su propia honda y el cuchillo. Rara vez le viene a uno bien la armadura ajena: lo mas comun es que venga demasiado estrecha, o demasiado holgada.

En fin, o la milicia estranjera sirve de carga muy pesada, o abandona al que la busca cuando podría ser util, o se vuelve contra el mismo que se vale de ella. Carlos VII, padre de Luis XI, despues que con su valor libró a la Francia de los Ingleses y quedó convencido de la necesidad de combatir con sus propias fuerzas, estableció por todo el reino compañías regladas de caballeria y de infanteria. El citado Luis suprimió despues los infantes, y en su lugar sustituyó a los Suizos; mas esta falta, que cometieron tambien sus sucesores, es el oríjen de los infortunios de aquel estado, como se ve en el dia; porque, acreditando estos reyes la milicia helvética, envilecieron la suya propia, que, habiendose acostumbrado a combatir al lado de los Suizos, cree que no puede vencer sin ellos; de suerte que los Franceses ni se atreven a pelear contra los Suizos, ni a hacer la guerra a nadie sin ellos.

Son, pues, los ejércitos franceses en parte mercenarios, y en parte nacionales; mezcla que les hace superiores a las tropas puramente asalariadas o puramente auxiliares, pero inferiores con mucho a las que se forman en el mismo pais. El ejemplo que acabo de citar basta para probar que la Francia sería invencible, si hubiera observado fielmente las disposiciones militares de Cárlos VII; mas llega a tanto por desgracia la imprudencia de los hombres, que entran a ciegas en las empresas prometiéndose ventajas imajinarias y llevandose de apariencias lisonjeras, sin conocimiento ni prevision del mal que está oculto, como sucede con la calentura ética de que ya he hablado.

Así qué no es verdaderamente sabio el príncipe que no conoce los males, sinó cuando ya no es tiempo de remediarlos. Conocerlos a tiempo es ciencia poco comun entre ellos. La primera causa de la decadencia del imperio romano fue haber tomado a sueldo a los Godos, circunstancia que dió crédito a estos bárbaros a costa de la milicia romana.

Un príncipe que no puede defender sus estados sinó con tropas estranjeras, se halla a la merced de la fortuna y sin recurso alguno en la adversidad. Es máxima jeneralmente recibida, que nada hay tan endeble como el poder que no se apoya en sí mismo; es decir, que no se defiende por sus propios ciudadanos, sinó por medio de estranjeros, ya sean aliados, ya sean asalariados. No es dificil poner en pie una milicia nacional empleando los mismos medios de que se sirvieron con tanta habilidad Filipo, padre de Alejandro Magno, y otros muchos estados, tanto monárquicos como republicanos, de los cuales he hablado ya en mis escritos anteriores: el lector puede consultar las constituciones de aquellos pueblos, para acabar de instruirse en esta materia [1]


Exámen.

Maquiavelo lleva la hipérbole hasta el esceso cuando sostiene que un príncipe prudente preferirá morir con sus propias tropas a vencer con tropas estranjeras. Yo creo que el náufrago que viere su tumba abierta entre las olas, se acojería presuroso al cable de salvacion, sin escuchar los consejos de quien le dijese: Muere o sálvate por tus propios esfuerzos. La esperiencia nos demuestra

  1. Nihil rerum mortalium tam instabile ac fluxum est, quam fama patentiæ non sua vi nixæ: «Entre las cosas caducas de este mundo no hay una tan instable y vacilante como la reputacion de una potencia que no puede apoyarse en sus propias fuerzas.» (Tácito, Annal.)