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EL PRINCIPE

pasestranjeras, podrían citarse los Cartajineses y los Tebanos. Los primeros, sin embargo, de tener por capitanes a sus propios ciudadanos, se vieron a pique de caer bajo la tiranía de las milicias estranjeras qne tenían a sueldo al fin de su primera guerra con los romanos; y en cuanto a los de Tebas, se sabe que, habiendo conseguido Filipo de Macedonia que le diesen el mando de sus tropas despues de la muerte de Epaminondas, únicamente domó a los enemigos de esta república para sujetarla.

Juana II, reina de Nápoles, viéndose abandonada de Sforcia, jeneral de sus tropas, tuvo necesidad de ponerse en manos del rey de Aragon, para conservar el trono. ¿Ya Francisco Sforcia, hijo del susodicho, no le vimos unirse a los Venecianos despues de haberlos derrotado en Caravaggio, para oprimir a los Milaneses, que le habian confiado el mando de sus tropas por muerte de su duque, Felipe María Visconti?

Se me replicará tal vez que los Venecianos y los Florentinos han aumentado sus respectivos estados, valiéndose unicamente de las milicias estranjeras mercenarias, y que con todo eso sus generales siempre les han servido bien, sin que ninguno de ellos se haya alzado con la soberanía. A esto respondo que los Florentinos han tenido mucha dicha, porque sus capitanes, cuya ambicion podian temer, o no fueron vencedores, o encontraron obstáculos, o pusieron sus miras en otra parte. Puede contarse entre los primeros a Juan Acuto [1], cuya fidelidad no quedó bien probada; pero es muy claro que, si hubiera sido vencedor, se hallaban a su discrecion los Florentinos.

Si los Braccio y Sforcia no conspiraron contra el estado a que servian, fué porque, siendo rivales, se celaban uno a otro. No obstante, se sabe que el hijo de este último dirijió su ambicion contra la Lombardía, y Braccio contra el estado eclesiastico y el reino de Nápoles; pero volvamos a lo que hemos visto de poco acá.

Dieron los Florentinos el mando de sus tropas a Paulo Vitelli, hombre de comun estraccion, pero prudentísimo, que, estando retirado de los negocios publicos, adquirió una reputacion muy grande luego que se le elevó a aquel puesto; pero, si este jeneral hubiera tomado a Pisa, habría corrido mucho riesgo de perderse la libertad de los Florentinos o su existencia política; pues para ello bastaba que se hubiese pasado con sus tropas al servicio de los enemigos.

Por lo que toca a los Venecianos, es evidente tambien que jamás han debido sus adelantamientos sinó a sus propias armas, quiero decir, a la guerra marítima; comenzando la época de su decadencia desde que quisieron pelear por tierra y adoptar los usos y costumbres de los otros pueblos de Italia.

Sin embargo, tuvieron poco que temer de la ambicion de sus jenerales, mientras fueron poco considerables sus posesiones en tierra firme, porque se sostenian aun con el esplendor de su poder antiguo. Mas no tardaron en reconocer su error, luego que estendieron sus conquistas bajo el mando del capitan Carmañola. Viendo que un hombre tan hábil y alentado como este, militando por cuenta de ellos eontra el duque de Milan, y despues de haberle derrotado, se dejaba abatir, y procuraba alargar la guerra, juzgaron con razon que no volverian a vencer, porque aquel jeneral no lo queria; y por otra parte, no pudiendo despedirle sin perder lo que habian ganado por su valor, tomaron el partido de quitarlo del mundo.

Tuvieron despues los Venecianos por jenerales a Bartolomé Coleoni de Bergamo, a Roberto de San Severino, al conde de Pitigliano y otros semejantes, de quienes podian esperar mas pérdidas que ganancias, como les sucedió

  1. Capitan inglés que al frente de cuatro mil hombres de su nacion, combatía por cuenta de los Gibelinos de la Toscana.