Página:El príncipe de Maquiavelo (1854).pdf/49

Esta página ha sido validada
49
Y ANTI-MAQUIAVELO

gozado en paz del fruto de sus crímenes. Aquel tirano estuvo casi siempre en guerra con los cartajineses. En Africa, se vió obligado a abandonar su ejército; y los soldados, en venganza, asesinaron a sus hijos después de su fuga; y finalmente, murió devorado interiormente por un activo veneno que le suministró su nieto Archagates.

Los crímenes de Oliveroto de Fermo tampoco quedaron impunes, pues murió víctima de la perfidia de César Borja un año después de su elevacion: de modo que un malvado sirvió para castigar a otro malvado; y si Oliveroto no hubiese sucumbido al odio de César Borja, hubiera sentido mas tarde los efectos del odio que le profesaban sus vasallos.

Pero, aun cuando el crimen pudiera perpetrarse con toda impunidad, aun cuando el tirano no se viese continuamente espuesto a un trájico fin, siempre vivirá infeliz al considerarse oprobio del jénero humano, y no podrá jamás ahogar la voz de la conciencia que le acusa: suplicio verdadero, insoportable, que le roe incansable el corazon. No; no está escrito en los libros de la humana naturaleza que un malvado pueda ser nunca dichoso. Léanse las vidas de Dionisio, de Tiberio, de Neron, de Luis Onceno; y se verá que estos monstruos, iguales en demencia y en ferozidad terminaron su carrera del modo mas desastroso.

Todo hombre cruel es misantropo y atrabiliario por temperamento; si no trata de combatir en edad temprana sus funestas inclinaciones, llegará a ser con el tiempo tan feroz como insensato. Aun suponiendo que no hubiera un Dios en el cielo y una justicia en la tierra, siempre sería necesaria a los hombres la virtud; pues ella sola puede unirlos en fraternales lazos y cooperar a su mutua conservacion, en tanto que el crímen les conduce infaliblemente a la miseria y la muerte.


CAPITULO IX.

De los principados civiles.

El otro modo de adquirir la soberanía, sin emplear la traicion ni la violencia, consiste en hacerse uno príncipe de su pais mediante el favor y ayuda de sus conciudadanos; por lo que a esta especie de principados puede darse el título de civiles. Su adquisicion no siempre supone en el favorecido singular mérito ni una felizidad estraordinaria, sinó mucha maña y el aprovechamiento pleno de una ocasion favorable. Asciéndose, digo, a la majistratura suprema del pais, o a esta soberanía, por la voluntad del pueblo, o por el apoyo de los grandes; porque de estos dos elementos se derivan los diferentes partidos que pueden dividir un estado. Nace el uno de la aversion del pueblo al gobierno opresivo de los nobles, y el otro del deseo que tienen estos de gobernar al pueblo y de oprimirle; resultando de la diversidad de miras e intereses encontrados una lucha, que al fin trae, ya el gobierno de uno, ya el de muchos, ya la licencia y la anarquía.

El principado procede del pueblo o de los grandes, segun lo decide la fortuna; porque cuando los nobles se ven estrechados por el pueblo con esceso, suelen encontrar el medio mas facil de subyugarlo, tomando por caudillo a alguno de su jerarquía y dándole el nombre de príncipe, para satisfacer bajo la sombra de una autoridad reconocida, la necesidad que tienen de dominar; y tambien el pueblo por su parte, y por no ceder a su enemigo, toma a
 Entrega 3