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EL PRINCIPE

 Por otra parte, confieso con toda injenuidad que se necesita mucho jénio, mucho valor, mucha prudencia y sagazidad para igualarse con Thereos, Ciros y Rómulos; pero no por eso me atrevo a decir que convenga dar a estos héroes el epíteto de virtuosos. El valor y la sagazidad son tan comunes en los salteadores de caminos como en los héroes: la diferencia estriba en que el conquistador es un ladron ilustre, y el otro es un ladron de baja esfera; el uno alcanza laureles en premio de sus violencias, y el otro recibe en pago un dogal a la garganta.

Todo el que aspira a avasallar a sus semejantes se ve obligado a ser impostor y sanguinario. Los jefes de los fanáticos de los montes Cevenas se decian inspirados del Espíritu Santo, y mandaban degollar en su presencia a todos aquellos que el Santo Espíritu les señalaba como víctimas. Y estos malvados que, protejidos por la inespugnable aspereza de sus montañas, se reian de Dios y de los hombres, eran sin embargo muy dignos de ser encomiados por su valor: en tiempo de Johe y de Zoroastro hubieran pasado por Dioses. Cuando los hombres vivían en estado salvaje, un Roland, un Cavalier o un Juan de Leida, hubieran sido otros tantos Alcides y Osiris; pero hoy dia un Osiris o un Alcides de aquellos tiempos no conseguirían distinguirse de los demas hombres.

Réstame ahora hacer algunas observaciones sobre el ejemplo de Hierón de Siracusa, que Maquiavelo propone por modelo á los que intentan elevarse con la ayuda de sus amigos y de sus soldados.

Hierón se deshizo de sus soldados y de sus amigos, que le habian ayudado fielmente en la ejecucion de sus designios, contrayendo despues nuevas amistades y levantando nuevas tropas; y yo sostengo, a despecho de Maquiavelo y de los príncipes ingratos, que la política de aquel tirano no pudo ser peor en aquella ocasion, y que es mucho mas prudente fiarse de tropas cuyo valor se ha esperimentado, y de amigos cuya fidelidad ha sido probada, que entregarse en manos de desconocidos, que no pueden nunca inspirar absoluta confianza. El lector podrá llevar mas lejos la deduccion de estas premisas; estoy seguro que los que aborrezcan la ingratitud y conozcan lo que es la verdadera amistad, tendrán mucho que decir sobre esta materia.

Debo ademas llamar la atencion del lector sobre el estraño significado que tienen las palabras en boca de Maquiavelo. Cuando dice, «la virtud no existe sinó cuando la ocasion le permite manifestarse:» quiere decir que los impostores y los temerarios no podrían hacer uso de sus talentos si no se les presentasen ocasiones favorables. Traducirle de otro modo seria engañarse; los pasajes oscuros de este autor solo pueden aclararse con el lenguaje del crimen.

Y ahora diré, al concluir este capítulo, que solo admito dos casos en que un individuo particular puede elevarse a la dignidad real sin que se le impute a crímen: cuando es elegido por el pueblo ó cuando salva la patria. Sobieski en Polonia, Gustabo Vassa en Suecia y los Antoninos en Roma se hallan en estos casos. Sea, pues, en buen hora César Borja modelo de los Maquiavelistas: el mio lo será siempre Marco Aurelio.


CAPITULO VII

De los principados nuevos que se adquieren con las fuerzas de otro o por un efecto de buena fortuna.

Poco trabajo cuesta conseguir un principado a aquellos que de simples particulares son levantados a él por especial favor de la fortuna, y sin presentárseles