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BIOGRAFÍA

dad y de la filosofía, hoy que la ciencia del gobierno tiende por todas partes a establecerse sobre los principios salvadores del cristianismo: la libertad, la igualdad y la fraternidad. Los que han imajinado que Maquiavelo escribió su libro irónicamente, con el objeto de hacer odiosa a los pueblos la autoridad y el poder de uno solo, como hizo Sunderland con Jacobo II, o no han visto del Príncipe mas que el título y desconocen enteramente la historia de aquel tiempo, o han escuchado mas el sentimiento humano que la verdad de las cosas y su union. Maquiavelo no trató mas que de reasumir en máximas y observaciones el arte de gobernar de entonces. Sus máximas son pinturas fieles de la época, y fuera de que un fin humanitario y liberal estaba en contradiccion con su vida, sus amistades y carrera, le hubiera sido tambien imposible desarrollarlo en aquellos tiempos bajo la forma del Príncipe, porque nadie le hubiera comprendido. La traicion y la perfidia, la mala fe y los torpes manejos, eran medios de gobierno admitidos entonces por todos los Estados. La política no era la ciencia de los derechos; apoyábase en los hechos, en las prácticas; era el arte de dominar, con honradez o sin ella, de sostenerse a todo precio. Entre los reyes y pontífices de aquel siglo, lo mismo que en los siglos anteriores, el arte de gobernar no enseñaba mas que los medios de evitar la astucia con la astucia y un asesinato con otro. ¿Y como Maquiavelo, el hombre licencioso y escéptico, que ya servía a la república florentina, ya se vendía a los Médicis y los abandonaba en su desgracia para obtener empleos del nuevo gobierno; cómo el amigo de los príncipes, el compañero de mesa de los magnates, había de encerrar bajo tan vil carácter el corazon de un republicano? ¿Donde hay una sola frase de su libro en que se halle manifiesta la ironía? ¿Y porqué se ha de querer disculpar del justo y verdadero castigo que le ha impuesto la posteridad al confidente de los políticos abyectos, de los traidores a su patria, al libertino, que consideraba como el colmo de la miseria el vivir humilde y oscuro; que adula a Leon X, a Clemente VII y al incapaz Lorenzo; que, puesto en el tormento, canta las alabanzas de sus opresores, hoy los adula y mañana los insulta; y todo por una mesa espléndida y unas cuantas queridas? De todas las prostituciones ninguna mas repugnante que la del jenio que se vende a la maldad por un puñado de oro.