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iba de excursión con sus amigos no se recataba en preguntarles:

-Si el enemigo ocupase aquellas colinas y nosotros nos encontrásemos aquí con nuestras tropas, ¿de quién sería la ventaja? ¿Cómo podríamos marchar a su encuentro sin que abriese brecha en nuestras filas? ¿Cómo perseguiríamos al enemigo en el caso de que iniciase una retirada?

Y durante el camino iba pensando mentalmente en todos los casos en que podía encontrarse un ejército. Oía la opinión de sus amigos, no recataba la propia con las razones en que la fundaba, y en este continuo ejercicio era imposible que dirigiendo sus tropas tropezase con dificultades que no pudiera superar.

Hemos hablado también de ejercicios mentales.

O lo que es igual, debe leer la historia y fijarse en los grandes hechos de los hombres famosos, estudiar cómo se han conducido en la guerra, las causas de las victorias y las causas de las derrotas para evitar éstas y provocar aquéllas, y, sobre todo, imitar lo que hombres famosos hicieron en otras épocas de la historia, tomando por modelo a los grandes capitanes y procurando reproducir sus grandes hechos. Así se dice que Alejandro Magno imitaba a Aquiles, César a Alejandro, y a Ciro, Escipión.

El que lea la vida de Ciro que escribió Jenofonte, verá después, repasando las de Escipión, cuánto intervino Ciro en sus hazañas, porque en la castidad, en la bondad, en el carácter y en