Página:El príncipe - Colección Universal Nro. 953 (1924).pdf/75

Esta página no ha sido corregida
73
 

que no sólo aprovecha para mantener en el poder a los que han nacido príncipes, sino también para que simples ciudadanos alcancen esta suprema jerarquía. Suele ser también frecuente el caso de que los príncipes pierdan sus Estados cuando se entregan a la molicie y al reposo. Creo que la causa que contribuye las más de las veces a perder el poder es el desdén del arte de la guerra y que el que profese dicho arte está en mejores condiciones de lograrlo que otro alguno.

Francisco Sforza se trocó de simple ciudadano en duque de Milán por tener un ejército; mas sus hijos, por esquivar los disgustos y las molestias del ejercicio de las armas, descendieron de duques que eran a simples ciudadanos. Uno de los inconvenientes que se derivan de la carencia de ejército es el que te conviertas en hombre despreciable, desconsideración que a toda costa debe pesar sobre el príncipe, por lo que diré más adelante. No cabe parangón de ninguna clase entre hombres que están armados y hombres inermes. La experiencia nos enseña que no es lógico que los primeros obedezcan a los segundos, ni que los inermes estén seguros entre servidores con armas, porque no conciertan los recelos de los unos con la altivez y el desdén de los otros. Por eso, a las naturales desdichas que aflijan a todo príncipe que no conoce el arte de la guerra hay que añadir la de que no le tomen en serio sus soldados ni pueda tener confianza en ellos.

No deben los príncipes cesar, por lo tanto, en