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y Braccio, por la suya, tenía siempre sus baterías enfiladas contra Nápoles y la Santa Sede.

Pero ocupémonos de cosas recientes. Los florentinos tomaron a su servicio a Pablo Vitelli, general prudentísimo que desde una cuna obscura había logrado una sólida posición. Si Vitelli llega a apoderarse de Pisa, es incuestionable que los florentinos hubieran perdido sus libertades, porque al haberse pasado Vitelli al enemigo, los florentinos no hubieran podido defenderse, quedando a merced de su capricho.

Ahondando en el engrandecimiento de los venecianos, se verá que fueron fuertes y gloriosos siempre que pelearon con tropas propias, como lo eran sus fuerzas marítimas, sus caballeros y el pueblo armado; mas cuando trataron de guerrear en tierra y a campo abierto, deseosos de aumentar su predominio en Italia, olvidaron su táctica guerrera, adoptando la de los pueblos de la península. Y así acaeció que mientras las conquistas por tierra no progresaban, cegados en su poder no recelaban de sus generales; pero cuando sus conquistas fueron cosa provechosa al mando de Carmañola, reconocieron su error en seguida. General de gran mérito éste, que había sabido derrotar al duque de Milán, quiso prolongar la guerra, y los venecianos, que no creían en una victoria definitiva y formal, y que veían que si despedían a Carmañola se exponían al riesgo de perder lo ya conquistado, optaron por matarle y deshacerse de él.

Después de Carmañola, los venecianos han tenido