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están de tal modo guarnecidas y defendidas, que el más torpe alcanza que su conquista es muy difícil y poco menos que imposible. Todas las ciudades alemanas poseen excelentes murallas, buenos fosos, artillería abundante y provisiones de boca y combustible para un año dentro de sus parques.

Y para que el pueblo viva sin perjudicar cosa mayor al Tesoro, tiene 1 siempre en disposición de empezarse trabajos que ocupan a la plebe en los oficios que ella conoce bien, trabajos que son como el sistema nervioso de aquellas plazas. Y sus ejércitos, con excelentes ordenanzas, viven en continuos y provechosos ejercicios.

Así es que un príncipe que tenga su residencia bien defendida y que no haya suscitado odios es muy difícil que sea atacado; pero si lo es, el agresor sufrirá el bochorno de la retirada, porque varían de tal modo las cosas de este mundo, que es punto menos que imposible el hecho de sitiar una plaza durante el espacio de un año. Ya sé que puede argüírseme que si los sitiados ven sus haciendas saqueadas y reducidas a cenizas, acabarán perdiendo los estribos, perdiendo su afecto al príncipe ante las molestias de un sitio inacabable; pero a este argumento replicaré que tales dificultades no son invencibles para un príncipe bueno y poderoso, unas veces haciendo ver a sus súbditos que todo se remediará prestamente, otras excitándoles contra la violencia y la crueldad del enemigo, otras exterminando a los que sean más atrevidos y provocadores.