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porque ni Venecia hubiera consentido más poder que el suyo propio, ni nadie hubiera pretendido quitárselo a Francia para dárselo a Venecia, ni adversario alguno se hubiera visto asistido de los arrestos suficientes para combatir y luchar contra estos dos pueblos.

Y si se me dijera que el rey Luis cedió al Papa Alejandro VI la Romaña y a los españoles el reino de Nápoles para evitar una guerra, responderé repitiendo lo que ya he dicho, de que no se debe permitir la continuación de un desorden para evitar una guerra, porque no se evita, sino que se dilata en detrimento del que la evita. Y el que alegara que el ofrecimiento del rey al Papa de ayudarle a la conquista de la Romaña fué debido al deseo de que el Pontífice no pusiera impedimento alguno a su matrimonio[1] y diese el capelo cardenalicio al arzobispo de Rohán, ya verá mi respuesta en lo que luego diré de la fe de los príncipes y del modo cómo deben guardarla.

Así es que el rey Luis perdió la Lombardía por no observar ninguna de las normas que deben tener muy en cuenta cuantos conquistan provincias con el ánimo de conservarlas en su poder, cosa no maravillosa, sino muy ordinaria, natural y de todos los días. Sobre esto hablé en Nantes con Rohán cuando el duque Valentino-así llamaba el vulgo a César Borgia, hijo de Alejandro VIocupaba la Romaña. Díjome el cardenal de Rohán


  1. Con Ana de Bretaña, para unir estos dominios a su corona.