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traordinarios aparecieron rara vez, al fin y al cabo fueron hombres, y ninguno tuvo una ocasión tan propicia como la actual. No conozco empresa más fácil ni más justa, y a nadie ha favorecido tanto la Providencia como a vos. Toda guerra es justa cuando es necesaria, y debe apelarse a las armas cuando las armas son el último recurso que le queda a un pueblo. Las vicisitudes son, por otra parte, favorables, y cuando llega la oportunidad, la empresa es fácil, siempre que se sigan los ejemplos que para tales casos he citado. Además, se conocen las extraordinarias señales con que Dios expresa su voluntad; el mar dividió las aguas, una nube señaló un sendero, brotó agua de una roca y cayó del cielo el maná. Todo se manifiesta en vuestra grandeza; haced Vos lo demás. Dios no quiere ejecutarlo todo, para dejar a nuestra libertad la porción de gloria que nos pertenece.

No debemos admirarnos porque alguno de los italianos que he mencionado antes no haya realizado lo que yo espero que realice vuestra ilustre Casa. Si en tantas revueltas y en tantos disturbios como ha padecido Italia parece quebrantado el valor militar de los italianos, es debido a que no era buena la organización de los ejércitos antiguos y a que ninguno ha querido reformarla. Un príncipe nuevo se cubre de esplendor con las leyes y con las instituciones que establece. Cuando descansan en buenos fundamentos y responden a necesidades verdaderas le hacen digno de todas las consideraciones y de todos los respetos. No faltan