Página:El príncipe - Colección Universal Nro. 953 (1924).pdf/121

Esta página no ha sido corregida
119
 

a la condición de los tiempos y que no puede prosperar el que sigue el opuesto sistema. Los hombres proceden de muy diverso modo para lograr la meta de sus aspiraciones, la gloria y la fortuna. Unos obran con discernimiento, otros sin meditar lo que hacen, otros con violencia, otros con astucia, con impaciencia, con calma, y por todos los caminos llegan a su propósito. De dos que siguen la misma senda, uno llega a la meta y el otro no. Otros que proceden, ora con calma, ora sin ella, logran igualmente su propósito, lo que depende de que acomodan o dejan de acomodar su experiencia a los tiempos que corren. De aquí nace que, como ya he dicho, dos que obran de distinto modo logran igual fin, y que de otros dos, que hacen lo mismo, uno logra su fin y otro no lo logra. Y de aquí brotan también las mudanzas del éxito, porque hay épocas en que toda precaución y toda prudencia son pocas y suelen aprovechar al príncipe que las emplea. Pero otro camina a su derrumbamiento, sin que cambie de conducta, porque son los tiempos los que cambian.

Por prudente que sea un hombre, no sabrá nunca acomodarse demasiado a estas variaciones, ya porque no sepa prescindir de sus inclinaciones naturales, ya porque habiéndole resultado bien un procedimiento, no llega a convencerse de que conviene abandonarlo alguna vez. El calmoso y el reflexivo suele perderse porque no sabe obrar con diligencia y con presteza cuando tiene que obrar así. Si uno pudiese cambiar de naturaleza como