Página:El príncipe - Colección Universal Nro. 953 (1924).pdf/119

Esta página no ha sido corregida
117
 

las adversidades, huyeron en lugar de defenderse, esperando que los pueblos les llamarían de nuevo cuando se hartasen de la insolencia de los invasores. Excelente pensamiento, a falta de otro mejor y buen remedio cuando no se sabe echar mano de otros. No nos dejemos caer en la esperanza de que otros nos ayudarán a levantarnos, lo cual no sucede siempre, y si sucede, es expuesto para el caído, porque no sabe defenderse muy honrosamente. La mejor defensa, la más segura y duradera es la que depende de tu persona y de tu valor.

CAPÍTULO XXV

DE LA INFLUENCIA DE LA FORTUNA EN LAS COSAS


HUMANAS Y DEL MODO DE VENCERLA CUANDO NO NOS ES FAVORABLE Unos han creído y otros siguen creyendo que las cosas de este mundo las dirigen Dios y la fortuna, sin que la prudencia de los hombres influya en su mudanza y sepa ponerlas remedio, de modo que debemos entregarnos a la propia suerte porque es inútil que nos preocupemos por lo que nos haya de suceder. Esta opinión parece que ha sido reforzada en nuestros días ante los cambios que se han visto y se siguen viendo a todas horas, superiores a la previsión humana. Algunas veces, meditando en ellos, he llegado a inclinarme a pensar también así; pero como creo en nuestro libre arbi-