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CAPÍTULO XXI

DE LO QUE DEBE HACER UN PRÍNCIPE PARA ADQUI-


RIR BUENA FAMA Las grandes empresas y los méritos extraordinarios son las cosas que más realzan a todo príncipe.

Fijémonos en Fernando, rey de Aragón y actual rey de España, al que yo me atrevo a llamar príncipe nuevo, porque de monarca de un Estado pequeño ha llegado a ser el primer rey de los cristianos en virtud de sus gloriosas gestas. Se advierte, al estudiar sus acciones, que unas son excelentes y otras extraordinarias.

Conquistó Granada al comenzar su reinado.

Dicha conquista fué el cimiento de su esplendor.

Hizo la conquista sin sospechar que nadie pudiera impedírsela. Y así distrajo los ánimos de los nobles castellanos que ante la guerra no pensaron en luchas políticas. Mientras tanto, el rey iba aumentando su autoridad a costa de la de los nobles, que no se dieron cuenta de nada. Con el dinero de la Iglesia y de los pueblos mantuvo el ejército. Aquella larga guerra civil sirvió para que sus soldados aprendiesen a pelear. Y con ellos se cubrió después de laureles.

Nuevas conquistas emprendió luego, sirviéndose de la religión, cometiendo la piadosa crueldad de quitar los bienes y de decretar la expulsión de los judíos de España, empresa rarísima y verdadera mente admirable. Con el mismo pretexto invadió