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gada la órden de padres dominicos ¡i las islas Filipinas, en el año de 1587, pudo fray Domingo de Benavides, en el año de 1588, bautizar solemnemente, á tres chinos de los que se dedicaban al comercio en Manila, y luego hizo lo mismo con otros varios en el artículo de la muerte a los pocos meses de haber llegado los tales religiosos al referido archipiélago.

Dedicados sucesivamente a la conquista espiritual de los infieles de dicha nación china, que abundaban ya en Filipinas, se les concedió licencia para hacer una pequeña iglesia para los chinos cristianos cerca del pueblo de Tundo, en el sitio llamado Baybay, cuyo permiso fue otorgado por don Santiago de Vera, gobernador entonces de las islas, poniendo la iglesia bajo la advocación de Nuestra Señora de la Purificación, y quedaron allí de asiento los padres Benavides y fray Juan Cobo aprendiendo la lengua china, lo que pronto consiguieron, predicando y enseñando en ella la doctrina evangélica, asi á los chinos é indios cristianos, como á los aun infieles del Parían, sitio llamado asi y en donde se permitía hacer el comercio y los que venían de China á Manila á sus negocios mercantiles.

FILIPINAS.—IGLESIA PARROQUIAL DEL BARRIO DE BINONDO, EN MANILA.


A corto tiempo de hecha la iglesia, pareció conveniente acercarla mas al pueblo principal de los chinos ó sea el Parian, donde de ordinario solia haber ocho ó diez mil de ellos, subiendo en ocasiones su número á mas de quince mil. Entre aquel pueblo y la ciudad de Manila, hicieron los padres una casita de nipa, y desde allí acudían á la enseñanza y predicación, viviendo con pobreza y sin contar en lo mas mínimo con la caridad de los neófitos por ser infieles y naturalmente codiciosos. Recogieron los enfermos en dicha casa, y les suministraron camas, proveyéndolos para su abrigo hasta de sus propias capas, y asistiéndolos con admiración de aquella gente que no podia comprender tal caridad y abnegación, por lo cual todos los chinos les cobraron particular cariño, pues llegó el caso de que para proporcionarles socorros, se proveyesen hasta del convento de Manila. Al ver el gobernador el fruto del hospital, les dió cien mantas de Ilocos, y fue acrecentándose tanto el edificio, que junto al primitivo de nipa, hicieron otro hospital de piedra y fábrica con 20 camas en la sala principal, hasta que por disposición del gobierno se pasó á otro edificio (al lado opuesto del rio junto á Manila) titulándolo Hospital de San Pedro Mártir. Algo después se puso bajo la advocación del Arcángel San Gabriel, que era la que tenia el antiguo y que aun conserva su iglesia, y además por la coincidencia de haber salido el nombre de este Santo tres veces seguidas entre los de otros que se sortearon para dársele al nuevo hospital.

Los chinos cristianos se aumentaban y avecindaban en Baybay, y fue necesario, con el tiempo, comprar un sitio cerca del Perian, escogiéndose uno dividido por un rio llamado Minondoc: se compró, pues, para dársele á estos nuevos cristianos, como en efecto se les dió por don Luis Pérez das Mariñas, caballero de Alcántara y gobernador que había sído de Filipinas, el cual vivió con ellos en aquel pueblo, dándoles sano y admirable ejemplo.

En este, sitio fue preciso hacer otra nueva iglesia, mayor que la de Baybay, para que los padres dominicos se dedicasen á la administración espiritual de sus neófitos, que tan rápida y admirablemente habian empezado. Esta iglesia es la que en el dia existe, y cuya fachada principal representa la lámina adjunta. Es un edificio bastante capaz, de un sedo cuerpo en su fachada, que no carece de cierta gracia y gusto arquitectónico. En el costado ó esquina de la calle, llamada de la Sacristía, descuella la alta torre de cinco cuerpos en disminución y de figura octogonal, con una ventana en cada frente de ellos y una linterna ó mirador al final, bastante elevado, encima de un remate de forma de cono truncado; desde ella se percibe una dilatada estension de terreno; al Oeste, se esplaya la vista por la estensa bahía de Manila; al Noroeste, se contempla, entre un frondoso paisaje, el humilde caserío del pueblo de Tondo, perdiéndose hasta Tambobo ó Malabon; y por el Nordeste se ven, entre infinidad de arroyos ó esteros, el barrio de trozo ó San José, el de Sibacon, y las apiñadas casas de Santa Cruz y de Quiapo; mientras que por el Sur, descuellan los edificios mas notables de la capital de Manila, como son la Catedral, Santo Domingo, San Agustín y otros.

Estos son los períodos porque la iglesia de Binomio ha pasado hasta llegar al estado en que se vé, sirviendo de parroquia á un numeroso barrio, compuesto de gran numero de chinos y mestizos, algunos indígenas, y bastantes españoles y estranjeros que lo habitan, siendo todo él muy animado, y centro del comercio y movimiento mercantil de la populosa ciudad de Manila.

En lo mas escabroso de las elevadas montañas de Filipinas, y en lo mas áspero de sus impenetrables bosques, habitan, según noticias, numerosas razas ó tribus de infieles, sobre, los que no ha penetrado la luz del Cristianismo, ni de la civilización. Las cordilleras del monte de la isla de Luzon se encuentran habitadas por igorrotes, tinguianes, ifugaos, y otras ra-