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PLANO DEL CASCO DE UN BUQUE CON FARO.

PLANO DEL ENTREPUENTE.

No bien le hubo vistu , el almacenista dijo á su de pendiente. —Tenias razón, los billetes son falsos. Rinconera me lo ha confesado todo. Asi era la verdad. El pobre diablo, impulsado por los remordimientos ó por el miedo, que de esto no estoy seguro , refirió á don Serapio que se habia asociado ií Cascarilla para hacer la falsificación ; que de sus ahor ros proporcionó á éste medios para llevarla á cabo y que el proyecto de ambos era expatriarse. Después de hecho este relato, el almacenista pregun tó ,i Mascarilla: —Pero ¿en qué te has fundado para descubrir la fal sificación? Los billetes están tan bien hechos, que se confunden en todo y por lodo con los verdaderos. El dependiente tomó entonces uno de los billetes falsos y otro bueno que sacó del ciijon del escritorio y dijo presentándoselos á su principal : —¿Vé usted esta figura que representa á la Justicia ó á yo no sé qué?

  • —Sí—contestó don Serapio.

—Repare usted en uno y otro billete el ojo izquierdo de ambas figuras ¿no halla usted alguna diferencia? —Ninguna—dijo el almacenista. —Ninguna—repitieron don Gumersindo y la bella Pilar que se habían inclinado para ver los billetes. —Pues, sin embargo , existe—repuso Mascarilla. Yo he pasado horas enteras contemplando esta figura gra bada en los billetes, sobre todo los ojos ; y para mí es claro y evidente, que en los falsos , la niña del ojo iz quierdo de esta matrona ó lo que sea, es casi imper ceptiblemente mas pequeña que en los buenos. Don Serapio, don Gumersindo y Pilar estaban pas mados de sorpresa y esta última no hallaba ya tan feo á Mascarilla. . Todas las distinciones seducen á las mujeres y Mas carilla en aquel instante parecía el genio de la pers picacia. Don Gumersindo , que era un tanto investigador y malicioso, soltó al dependiente la siguiente pregunta á quema ropa. —¿Pero con qué objeto te pasas las horas enteras, contemplando los billetes de banco? El jóven se turbó. —Sí, ¿con qué objeto?—repitió don Serapio, que notó esta turbación.—¿Tratas, por ventura, de hacer otra falsificación? Esta vez Mascarilla se puso pálido.

fo de Gascuña, tienen hasta 330 tone ladas. Su distribución interior está ar reglada de manera que proporcione á la tripulación todo el bienestar y co modidad compatibles con su situación penosa, como podrá ver el lector por el plano del entrepuente de uno de estos barcos del término medio do ciento cincuenta toneladas. El número de tripulantes es tam bién vario según la dimensión del bu que , y se ha establecido el órden de que los jefes puedan tener un mes de licencia y descanso , y los marineros quince días por cada mes que sirvan a bordo. En el faro flotante de la rada de Dunkerque, hay dos jefes y nueve marineros, y habitualmente están á bordo un jefe y seis marineros. Idén ticas disposiciones se han adoptado en Inglaterra y en los Estados-Unidos. Aun así es muy dificultoso encontrar hombres que se presten á tan duro servicio. El buque se asegura por una sóla cadena de hierro anlazada á un áncora de gran peso, la cual cadena es tan larga , que soltándola toda en los días de mares fuertes, permite al buque ceder un poco á la fuerza casi irre sistible de las olas agitadas. Las olas le levantan , pero la pesada cadena le hace descender bruscamente produ ciendo movimientos de que no puede dar idea la esperiencia de la navega ción ordinaria. Los balances son mas pronunciados y fatigosos [cuando los vientos y las corrientes son encontra dos. A veces, en las grandes borras cas, se sumerge en las aguas el puen te, ya por uno , ya por otro lado : las olas penetran en los camarotes y compartimientos ; se oyen crugir las maderas; los tripulantes apenas pue den tenerse de pie; y sin embargo, es preciso cumplir con la obligación re ligiosamente. En diciembre de 1863, una tempestad rompió la cadena del faro fiotance de Dunkerque, y el ca pitán y la tripulación se salvaron mi lagrosamente , gracias á la fortaleza de ánimo que generalmente acompaña á los que prestan estos servicios.

—¡Habla!—repuso el almacenista escamado por el silencio de su dependiente. A NUESTROS ABONADOS. —Señor... —balbuceó el joven. —Habla—repitió don Serapio. Siendo muchos los señores suscritores que —Señor... esa figura se pa... se pa... se parece á se dirigen á la administración de este perió la señorita Pilar. dico , solicitando conocer las bases del que VII. hace años venimos publicando con el título de Seis meses después Pilar y Mascarilla estaban ca sados. ¡Olí! ¡admirables prodigios del amor! Convenido. Pero ¿Y Rinconera y Cascarilla? Rinconera, perdonado por su amo, en Filipinas. Cascarilla tal vez en presidio pensando cómo urdir la de nuevo; tal vez arrepentido y con determinación de ser un santo. Las crónicas esplicarán este punto oscuro. T. Moreno Godino.

FAROS FLOTANTES DE LAS RADAS DE DUNKERQUE V LAS DUNAS.

LA MODA ELEGANTE ILUSTRADA, nos ha parecido conveniente incluir en el pre sente número un ejemplar de su prospecto. Aun cuando en el de El Museo hemos ma nifestado ja la ventaja que obtendrán sus abonados, si quieren recibir La Moda elegante ilustrada, debemos repetir para los que en ella no se hayan fijado, que por la circuns tancia de pertenecer ambas publicaciones k un mismo editor, hacemos la cuarta parte de re baja en el precio del abono ; por consiguiente los señores suscritores por un año á El Mu seo Universal tienen derecho á recibir por el mismo tiempo la primera edición (lujo) de La Moda elegante ilustrada por sólo 120 rea les en vez de 160, y la segunda (económica) por reales vellón 90 en vez de 120 que es su valor. Los que deseen adquirirla pueden dirigirse al administrador de El Museo Universal, acompañando al pedido su importe en libran zas del giro mutuo ó letras de fácil cobro. Madrid 28 de febrero de 1869. El editor A. de Carlos.

Los tres grbados que damos en este número, repre sentan modelos de los fonales ó luces puestas á flote en ! buques para indicar á los navegantes la situación de , los bancos de arena mas ó menos cambiantes, tales como los de la rada de las Dunas en Inglaterra, y de Dunkerque en Francia: ó bien escollos submarinos que se hallan á profundidad tal , que es imposible asentar sobre ellos construcción alguna. Estas luces flotantes se componen de cierto número de reflectores coloca dos en una linterna que rodea el palo del buque, y se alza y se baja fácilmente. Algunas son luces fijas ó per manentes, y otras tienen sus eclipses. A veces hay va rias en el mismo buque, siendo las apariencias diversas por consiguiente , y evitando asi que el navegante se equivoque acerca de la posición de la luz , garantía de SOLUCION DEL GEROG1.ÍFICO DEL NÚMERO ANTERIOR. salvación que repentinamente ve surgir y brillar en el La raza negra en Cuba está llamando á las armas á horizonte. La dimensión de los buques de los litros Motantes morenos y blancos. varia según la profundidad del aguff y la violencia de ABELARDO DE CARLOS, EDITOR. las olas del paraje ó zona en que se hallan colocados. CALLE DE BAILEN, NÚM, i. —MADRID, Los mas pequeños son de 12o tonelodas próximamen ADMINISTRACION,IIIPRENTA CE GASPAR Y F.OIC. te. Los mayores, como el que existe á la entrada del gol