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tinciones reales ó con otro, escribió los referidos versos en nombre de todo el estudio.» Sobre esta congetura de Pellicer , pueden ocurrirse las si guientes reflexiones , no des virtuadas por la prueba mas positiva que adujo Navarrete. <¿ue un maestro llame á uno (le. sus discípulos, caro y ama do, no supone que éste ha lla envecejido en sus aulas. Los profesores, generalmente, se prendan muy luego de aquellos jóvenes que muestran buenas disposiciones y aplica ción al estudio, moral recom pensa que suelen estimar al gunos en mas que los esti pendios. En ocho meses, y aun en uno, es fácil conocer, qué terreno es fértil para el cultivo de la enseñanza; y co mo esta feliz disposición viene al cabo á ceder en honra y provecho de los preceptores mismos, engendra en éstos un cariño y noble orgullo, que inspira elogios como los que Hoyos públicamente tributó a Cervantes. Por otra parte, la ocasión y circunstancias en que se mostró su ingenio, no eran tales que requiriesen an terior doctrina recibida. Ver sos fueron la muestra que ofreció el discípulo, y ni el maestro Hoyos ni todos los maestros del mundo, pueden enseñar á ser poeta. ¡ Cuántas composiciones no habría he cho Cervantes, cuántas can ciones no habrían salido de su pluma antes de pisar los um brales del estudio de Hoyos; cuántos ensayos no formarían el aprendizaje del que es cribió: «jDesile mis i tornos años amé al ai te Dulcí' ilo la agradable poesía, Y en ella procuré siempre agradarte! •

EL MUSEO UNIVERSAL. El soneto, las cuatro redon dillas y la elegía , contingente de Cervantes en el libro de la solemnización de la exequias, no son, pues, los trabajos que necesitasen de andaderas, por que no era novicia la pluma ni lega la imaginación del que lei;i los papeles rolos que en las calles encontraba. Fernandez .Navarrete tomó con grande empeño el escla recimiento de este punto, y destruyó todo el edificio dcongeturas levantado por su inteligente antecesor, con h respuesta que don Mannel de Lardizabal dió á su investiga ción sobre el particnlar, ase gurándole , que habia exami nado los libros y matrículas de la universidad de Alcalá, y que no hallaba la menor noticia de que hubiese cursado en ella Mi guel de Cervantes ni que el M. Juan López sirviese cátedra alguna en sulrecinto. El señor Lardizabal , con acertada pre visión, acompañó su respuesta con una certificación del se cretario de la universidad, con lo que se quita todo funda mento para ulteriores conge turas délos Alcaló—pililos. Pe ro si la patria misma de Cer vantes perdió el derecho á ser llamada maestra de su ilustre hijo , ganóle la de Salamanca . Según la opinión de Navarre te, Cervantes recibió la educa ción y los primeros estudios en Alcalá, cursó las humanida des con el referido Hoyos en Madrid 5 fuera de la corte, y estudió dos años de filosofía en Salacamanca. Lo primero no es dudoso. La condición de sus padres no era tan estrecha que no pu diese proporcionar á nuestro escritorios beneficios déla e;¡