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te. Aá es, que en las Universidades reina el más es pantoso desorden : los estudiantes no creen ya necesa ria la asistencia á las aulas y los profesores encuentran mejor ocupación en los mectings y asociaciones para «4ucar al bello sexo. Y no se diga qiie lo que se pierde |)or un lado , por otro se gana ; porque esas cátedras libres apenas si dan resultados prácticos : las unas por falta de idoneidad de sus alocados servidores; las otras por no tener otro objeto que el de satisfacer la vanidad de alguno que otro novel partidario de la libertad, aho ra que fingiéndose amigo de la situación es más fácil que antes nb sólo conservar lo adquirido , con adula ciones á la reacción neo-católico-isabelina, sino ganar algún terreno , pues los actúales directores de la ense ñanza pública no pecan de inteligentes ni avisados. Por manera que si antes de la revolución regíase la Universidad por un conjunto de leyes reaccionarias, en verdad, en verdad que al menos fiabia orden y mé todo desde el punto de vista de la situación caída ; en tanto que ahora, después de proclamar con atronadora entonación la libertad de enseñanza , existen las mis mas traba?, el mismo detestable expedienteo, el mismo irritante monopolio, corregido y aumentado por obra y gracia de los señores Ruiz Zorrilla, Madrazo y compa ñía. ¿Me tacharán algunos de exagerado, señor direc tor, al criticar con severidad los planes del señor mi nistro de Fomento? Bien sé que si la democracia en cuentra no pocas dificultades en la esfera política, mayores son todavía sus tropiezos en la cuestión de enseñanza : que la divergencia de opiniones y de ideas aumenta en razón directa de los conocimientos indivi duales; mas no por eso es disculpable la conducta del señor Ruiz Zorrilla en los momentos actuales, que son los más abonados para reformar de una vez la organi zación de los Estudios en España. El gobierno goza de plena libertad y parece no rehuye ni tiene miedo á la controversia; pero la enseñanza yace, como antes, en la más completa anarquía: la ciencia es un privilegio y el profesorado un escabel. Los gobiernos anteriores cen tralizaron fuertemente la enseñanza, bien que no lo graron unificarla. Pues esto es lo que debe hacer la revolución, empezando por descentralizarla para que los claustros de doctores, catedráticos ó no, tengan en ella una saludable y benéfica intervención. Mientras no se haga esto, bien puede asegurarse que el arreglo de finitivo del poder docente, ó sea de la Universidad , es del todo imposible. La libertad de enseñanza es una de las más ^preciadas conquistas de la revolución de se tiembre : fundase ademas en los abusos y más que to do en la inercia de los profesores universitarios; mas para ello urge organizar bien la libertad; porque si nó, más vale la gerarquía que lleva al órden, que la liber tad que por carecer de método y organización nos con ducirá irremisiblemente á la anarquía. ¿Cómo se ha de conciliar la enseñanza libre con la enseñanza universitaria, de modo que no se perjudi quen ni absorvan mutuamente con grave daño de los altos intereses que están llamadas á satisfacer? ¿Será posible equilibrar ó contener la tendencia absorvente propia de toda corporación privilegiada, como lo será á no dudarlo la Universidad aun dentro de un régimen verdaderamente liberal? ¿No podrá darse el caso de que los libenier docentes escaseen, ó no sean tan numerosos como debieran ser (rotas ya, al parecer, las trabas que á su aparición oponía el gobierno caído) por miedo á la enemiga de los maestros de la Univer sidad? ¿Qué garantías habrán de exigirse á los que en un régimen de libertad aspiren á ser catedráticos oficia les? ¿Cuáles serán sus derechos y obligaciones? ¿Continuarán siendo una farsa los exámenes de la Universidad? ¿Pretende acaso el Gobierno que cada dia valgan menos los títulos académicos? ¿Qué medidas deberán adoptarse para que sin menoscabar en un ápice la li bertad mas amplia por parte de los estudiantes, tengan estos que dar irremisiblemente segurísimas pruebas de su capacidad, antes de obtener un título universi tario? Hé aquí, Sr. Director, una série de cuestiones sobre las cuales diré á Vd. mi parecer en otra epístola, toda vez que ni el Sr. Ruiz Zorrilla, ni sus calurosos adep tos, han dicho una palabra acerca de ellas aun á pesar de su notoria importancia, lo cual me inclina á creer que ni unos ni otros tienen muchos deseos de ver plan teada con fruto la libertad de enseñanza en nuestro suelo. F. Rivero.

DURANGO. CÓRTE DE nriN CARLOS EN LA ÚLTIMA CIERRA CIVIL. Entre las más importantes poblaciones de Vizcaya, ocupa Durango un puesto preferente. «No hay una villa en el señorío, dice un erudito historiador de Viz caya, que ocupe una situación tan ventajosa como la suya, considerada política, militar ó estratégicamente. Examinada bajo su aspecto agrícola , es la más impor tante de tod:is. Apreciada por la riqueza de sus aguas, de los minerales que abundan en sus cercanías y de

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La población, en fin , prospera y se va modernizan sus estensos arbolados, debiera ser un foco industrial y fabril sin rival en las tres provincias Vascongadas. do, desapareciendo poco á poco los restos de antiguas Se asienta casi en el centro del señorío de Vizcaya , en murallas y de los fuertes torreones de la Edad Media. la mayor llanura de su territorio , defendida por una Durante la fatal guerra civil que sostuvieron los espa formidable barrera de montañas de aspecto a la par ñoles hermanos contra hermanos y no terminó hasta el que imponente el mas pintoresco , bañada por un rio convenio de Vcrgara, la villa de Durango fue lacórte caudaloso de purísimas aguas , fértil en productos na del pretendiente don Cárlos, que residió en ella lar turales , cruzada por las vias más importantes del país, gas temporadas. En ella estaban establecidos los conse despejada de cielo y horizontes , y poblada de caserío jos y las oficinas centrales, y en ella residieron los em esparramado y reunido. Circunstancias son estas que pleados superiores y la diputación vizcaína que siguió brindarían á los primeros pobladores de Vizcaya á per constantemente las banderas carlistas. Enséñase toda manecer en un sitio tan agradable como este , y asi no vía al viajero el palacio que ocupaba don Cárlos en la es estraño que lo eligieran para sentar en él sus rea- referida villa, y cuéntanse todavía mil anécdotas y epi ! les. » En efecto, Durango , y todo el territorio llamado sodios de las peripecias y trastornos de la última guer ' duranguesado, es una de las tierras solariegas de las ra civil. más importantes, más ricas, más industriosas y más Durango tiene cómodos paseos, escelentes escuelas bellas de cuantas encierra el pais vascongado. de ambos sexos, varias parroquias y convento de reli Según algunos documentos antiguos, fue la merin- giosas, algunas fábricas de hierro y una ó dos de armas [ dad de Durango una de las cinco en que se hallaba de fuego que funcionaban últimamente , talleres de dividido el antiquísimo condado de Vizcaya. No siem- ebanistería, fábricas de sombreros y molinos harineros, ' pre, sin embargo , permaneció unida á este condado, un hospital bien asistido, un casino, pescadería y car pues á mediados del siglo IX se separó bajo la protec nicería, juego de pelota , fuentes monumentales , y en ción de los reyes de Navarra , que dieron fueros y pri fin, á escepcion de teatro hecho á propósito y de esta vilegios á sus habitantes. Posteriormente se reincor ción telegráfica, tiene cuanto puede desear su culta poró al señorío, aunque no están de acuerdo los población para disfrutar de la vida tranquila y inorafinistoriadores respecto de la época en que se verificó zada que distingue á sus honrados y activos morado semejante suceso. Según unos tuvo lugar después de la res.—tEl durangués, dice Delmas en su importante muerte de su conde Sancho Estiguiz, cuya hija casó Guia de Vizcaya, asi como su cielo , el mas despejado con Jaun Zuría, y según otros en tiempo de don Diego y sereno de Vizcaya , pasa por ser el más festivo é in López de Haro, el Bueno , por haberle cedido el rey genioso de sus naturales : hablándole de novillos, de don Alonso III el protectorado de los durangueses en partidos de pelota ó de corridas de toros, no hay que premio de sus buenos servicios en las guerras de contar con él para nada; se le causaría un hondo senti aquel tiempo. No se sabe tampoco á punto fijo si fue miento privándole de cualquiera de estas diversiones: este don Diego López de Haro el fundador de la villa de es ademas de muy gallarda presencia y ágil como to Durango , pero si consta que el rey de Castilla, don dos los vizcaínos.»—Nosotros añadiremos otras esce Juan I, XXVII señor de Vizcaya , según la cronología lentes condiciones de carácter. Son formales, honrados* foral vascongada , después de recaer en él el señorío y religiosos y caritativos; se hallan dispuestos. siempre ser jurado señor en las juntas de Guernica en 1371, favorecer "al amigo y al desgraciado"; son galantes y dió en el año siguiente fundación de villa á los pobla obsequiosos sobre manera con los forasteros que los dores de Tavira de Durango, con todas las libertades, visitan. fueros, buenos usos y costumbres que gozaban de sus Durango ha tenido también sus hombres célebres, antiguos condes y señores. En aquellos tiempos se lla y todavía los tendrá. Entre los más distinguidos de maba Villanueva de Tavira, en 1 372 la llama en su otras épocas se cuentan á don Pedro de Munsaras, que privilegio el referido monarca don Juan I, Tavira de llegó á ser privado del rey de Castilla don Enrique IV; Durango, y por fin desde el siglo XVI se la llama sóla- el venerable fray Juan de Zumárraga, obispo y arzo mente Durango. Consérvase no obstante en el nombre bispo de Méjico; don Juan Cortázar, arzobispo de Santa de Tavira en su escudo de armas y en el sello que usa Fé de Bogotá; don Bruno Mauricio de Zabala, teniento su ayuntamiento, con un castillo, un rio y dos lobos general de los ejércitos del rey don Felipe V; don Fran andantes, con este lema: Durango noble y leal á la co cisco de Eguía, capitán general de los de Fernando VII; rona real. No hay pueblo más adherido á sus antiguos don Juan de Iciar, autor de un Arle de escribir ti or~ recuerdos y tradiciones que el pueblo vascongado. tologia; don Pedro Pablo de Astarloa, autor famoso de Los monumentos que conserva Durango probarían la Apología de la lengua vascongada y otros escritas también su remotísimo origen. Citaremos como dignos aun inéditos, y otros varones ilustres en la religión, en de visitarse los siguientes: —Campa de Guerediaga, las armas y en las letras.—Hemos dicho que Durango donde desde tiempo inmemorial celebraba sus juntas ó tendrá todavía hombres distinguidos, pues sólo los pue Catzanac la merindad de Durango, con la iglesia ju- blos que tienen virtudes cívicas y religiosas son los radera del Salvador, y asientos ó mojones de piedra que pueden ofrecer hombres útiles á su patria. La formando círculo , donde se sentaban los apoderados, época en que deban brillar se encargan de señalarla el y mesa de piedra donde se escribían los acuerdos.— tiempo y las circunstancias. San Pedro de Tavira, donde existen momificados los Florencio Janer. cuerpos de Sancho Estiguez y su mujer doña Toda, muertos en el siglo IX , el primero en la célebre batalla de Arrigorriaga, donde acaudilló á los vizcaínos con Jaun Zuría.' Se conoce todavía en el cráneo el saetazo JOYAS Y ALHAJAS. que le ocasionó la muerte.—La iglesia parroquial de SIGLOS XII, XIII, XIV T XV. Santa María, fundada por don Munio López, segundo señor de Vizcaya, é hijo de Jaun Zuría, en el siglo X. Cárlos, llamado el Valiente por los escritores in Los dos primeros cuerpos de su torre fueron atalaya de gleses, y con mas propiedad el Temerario por los la casa solar de Arandoño, emparentado con el funda franceses, eclipsó con su pompa y lujo á todos los dor.—Pórtico de la iglesia de Santa María, notable por príncipes de su casta, como quien debía hundirse con su gran estension y los angulares arcos de madera que la riqueza, esplendor y poder de la casa de Borgoña. sostienen su techumbre. —La torre de Lariz, notable La magnificencia de los vasos y demás objetos sagra Íior su antigüedad y por las misteriosas esculturas de su dos de la capilla que se le preparó en Aix-la-Chapelle achada, y por haberse hospedado en ella Enrique PV el año 1473, causó un verdadero asombro en los sen de Castilla, los reyes Católicos, y doña Juana llamada cillos alemanes. Cuatro sacras cubiertas con tapetes la loca —Bost-echcta ó el auditorio viejo, donde tenia tejidos de oro, ostentaban una riqueza inmensa : ende la merindad desde tiempo inmemorial su consistorio, otros objetos descollaban los doce apóstoles de piala hasta que á principios del siglo XVII se trasladó á As- sobredorada ; diez figuras de santos de oro macizo; tola.—El ídolo de Migueldi, informe escultura de mu un número considerable de grandes crucifijos de oro cho mérito arqueológico por la antigüedad que se le y plata del mas esquisito trabajo, y ricos en diaman supone según algunos, y según otros de dudosa aplica tes; cuatro candelabros de plata maciza, y dos de oro ción y procedencia.—La cruz de piedra del barrio de macizo también ; una urna de oro y diamantes que Crutziaga, que representa la historia y misterios de contenia las reliquias de san Pedro y san Pablo , y un nuestra redención , con una porción de figuras escul tabernáculo todo de oro. El mas precioso entre todos pidas , al parecer del siglo XIII , ó acaso anterior.—El aquellos hermosos y raros objetos, era un lirio de dia arco de Santa Ana, con torreones y las armas imperia mantes con un clavo y un pedacito de madera de la les con la fecha de 1560, aunque fue reformado en 1774 verdadera cruz, en el cúal se veia montado un dia y no ofrece gran interés histórico ni arqueológico. mante «de dos dedos de largo.» En el siglo XV parece que la mayoría de casas de En la entrevista que tuvieron en Treves, el duque Durango eran de madera , pero hoy las tiene excelen de Borgoña y el emperador algunos dias después, se tes de duros sillares y hermosas fachadas, pudiendo presentó aquél con una completa y preciosa armadura, competir con las de Bilbao y de otras capitales las de sobre la que ostentaba un manto alhajado con oro y los señores Echeyarreta, Jáuregui, Castejon, Olalde, diamantes por valor de 200,000 ducados. El empera Crue, Arguinyoniz, Ampuero y otras. En la de Ar- dor vestía un trage largo de tejido de oro bordado de guinyoniz estuvo alojada la reina doña Isabel II. Ya oro. antes habían honrado con su presencia la hermosa El duque se presentaba con igual porte donde quie villa de Durango los reyes de España. En 1393 la ra que hiciese su entrada oficial. En la de Dijon, aquel visitó don Enrique II; en 1437 don Enrique IV; en mismo año apareció deslumbrante por la profusión do 1493 doña Isabel la Católica y la princesa doña Jua perlas y diamantes, y en su entrada triunfal en Nancy, na; en 1828 don Fernando VII y su esposa doña María el año 1471, la corona ducal pue llevaba sobre el gorro Josefa Amalia, y en 1845 doña María Cristina de Bor- carmesí que cubría su cabeza, era tan rica en diaman bon y la infanta doña María Luisa Fernanda. tes y perlas, «que ella sola valia bien todo un ducado.»