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ha criatura encantadora , y tener la dicha de unirse á era la nación , vida y movimiento en todos sus orga «Ha en santo matrimonio. Lo que trabajó, sufrió y ba nismos, articulaciones y fibras. La constitución ha talló en la demanda asunto es propio para ilustrar las pasado ya del estado de feto y pronto ha de dársele el maravillosas páginas de las grandes pasiones. Lo cierto nombre que la corresponda según la índole de las ten «s que su ópera Harold colmó su ambición de gloria, dencias que descubra, que en opinión de algunos inte y miss Smithson realizó sus ensueños de amor. ligentes no dará grandes pasos en la senda de la liber Las noticias de Inglaterra son mas varias é intere tad en ciertas cuestiones graves y espinosas. Allá ve santes que las de ninguna otra nación de Europa, ex remos. cepto España, asi en el órden político como en todas Mientras tanto es de aplaudir la emulación que se las demás esferas de la vida social. Sin hacer mención nota en las regiones privadas donde las ventajas de las de la reforma religiosa en Irlanda, de la reforma penal asociaciones comienzan á producir sus naturales frutos. en Inglaterra, de la sustitución de la forma electoral y Nos referimos á las asociaciones humanitarias y bené otras cuestiones que sobrenadan en aquel inmenso ficas, como las de Los Amigos de los pobres, casi océano insondable que se llama constitución inglesa, constituidas ya en todos los barrios de Madrid ; y á las la opinión pública se vá mostrando clara y definida en ; científicas y literarias , que diariamente se forman en dos cuestiones que nuestros lectores han de apreciar i distintas capitales y pueblos importantes de la pe nínsula. de muy diversa manera. Una de ellas pretende acabar con el fanatismo ó ri Entre estas debemos hacer mención de la sociedad gidez puritana que no permite á las clases trabajadoras que con el título de Fomento de las artes, se ha fun visitar en los días festivos, los museos y palacios de dado en Oviedo, cuyo principal objeto, es la instruc exhibiciones que tanto abundan en Lóndres, y se llama ción de las clases obreras , quienes pueden aprender la cuestión dominical. No há mucho recibió Mr. Glads- en horas que no son las ordinarias de trabajo , lectura tene en un mismo dia nada menos que dos comisiones, y escritura, gramática castellana, nociones de aritmé la una de fanáticos, que consideraban la apertura de tica , elementos de geometría , dibujo lineal y de ador estos lugares de recreo como paso á la profanación del no, lengua francesa, historia de España, geografía y domingo, y la otra, numerosa por cierto , que pedia al música, á mas del honesto y útil pasatiempo de escu gobierno se abriesen estas galerías al público, en nom- char conferencias que instruyen al par que moralizan, fcre de las clases jornaleras que no tenían otra ocasión y oir discusiones semanales sobre temas interesantes. «le visitarlas sino en los dias de fiesta. Mr. Gladstone No hay duda que con el tiempo se verá notablemente replicó, á fuer de buen inglés, que aquella era materia mejorada la condición del jornalero, y que veremos en no para ser gobernada por el sentimiento de poder al España numerosas bibliotecas provistas de manuales y guno, sino por la opinión pública, con lo cual se evitó libros sobre sus respectivos oficios y profesiones. diplomáticamente el disgusto de inmiscuirse en un Nicolás Díaz Benjumka. asunto que aun no ha llegado á su madurez , pues los ingleses hacen todavía lo posible porque sus domingos se distingan de los que llaman domingos continen tales. La otra cuestión es la de emancipación de la mujer, LA SEM.YNA. SANTA EN TOLEDO. de hecho casi resuelta en los pueblos del Norte. No há DIBIMO DE DON VALERIANO DE BECQUER. mucho que por órden especial del ministro de Instruc ción pública en Francia, se ha admitido á exámen una ¡ Al tratar de las solemnidades religiosas con que en licenciada de la sociedad de boticarios de Lóndres, aspirante á la friolera del grado de doctor en Medi estos dias conmemora la Iglesia la pasión y muerte del cina en París. El exámen fue público y el local estaba Redentor del mundo , ocurren naturalmente los nom completamente lleno, saliendo vicíoriosa de las pruebas bres de Toledo y Sevilla, ciudades ambas famosas, así y aplaudida por los estudiantes y demás espectadores. en España como fuera de ella, por la magnificencia y el Además de esta señorita , hay otras tres que en unión aparato que en sus templos y catedrales desplega el con los estudiantes siguen sus cursos de medicina en culto católico. Algunos escritores, concretándose particularmente á la escuela de París. Al propio tiempo vemos que una famosa oradora, las ceremonias y cofradías de la Semana Santa , han Miss Faithful acaba de dar conferencias en. los salones intentado hacer comparaciones entre las de una y otra de la plaza de Hanover, de Lóndres, sobre las profe ciudad; pero es lo cierto que , si bien en ellas puede siones, oficios y ejercieios con que se ha de ensanchar hallarse un notabilísimo contraste, de ningún modo la hasta ahora mezquina esfera de la actividad femeni cabe la comparación: tan diverso es el espectáculo que na: de modo que este siglo, juzgando por el cariz que ofrecen y el sello especial que las caracteriza.' Sevilla, población floreciente y próspera, en la cual el la cuestión presenta, destinado está á ver convertidas en hechos las teorías que valieron á Víctor Hugo las espíritu moderno ha llevado á cabo mas radicales trasrisas de toda una asamblea , y a Stuart Mili , el cali formaciones, imprime á estas solemnidades un selloproficativo de visionario. Pero no es esto sólo , sino que, pio de animación, novedad y lujo, que inútilmente bus como quiera que nada puede hacerse sin la poderosa caremos en la vetusta capital de la monarquía goda. palanca de la asociación , las inglesas están formando Sus célebres cofradías, mas bien que la continuación clubs á toda priesa, cortados por el mismo natrón que de las tradiciones , son una restauración con todos los los masculinos. En uno de ellos, la entrada cuesta la accidentes propíos de este género de obras. Habiendo friolera de i ,000 reales, de modo que no son ranas las atravesado al par que las demás de España una larga señoras socias. época de decadencia, han salido de ella, merced, no No es, pues , extraño, que algún Humarazo de este tanto al fervor religioso que las dio vida, como al espí ferviente entusiasmo llegue también á nuestra pátria, ritu de especulación y vanidad que las mantiene en el y aun puede ser que nuestras mujeres , por la gracia grado de esplendor en que se hallan. La Semana Santa que Dios les ha dado, tomen la delantera á las de otros de Toledo, con sus escasas y pobres cofradías, es por paises en esto de trinchar yjresolver la cuestión en dos decirlo así, la última palabra de la tradición, que ya paletas. Por lo menos, han dar mas ruido y poner mas decadente, guarda, no obstante, en sus destrozados en jaque el órden publico que las vaporosas mujeres vestigios el carácter y color de la edad en que tuvo su del Norte, porque a las meridionales se puede aplicar origen. aqueila feliz expresión de Moliére : Los que han tenido ocasión de visitar ambas ciuda des en esta época del año, y las han estudiado con al Vous voulez furieuicmtnt ce que vous voulci. guna detención, no podrán menos de sentir y apreciar Ya hemos hecho tirte-adentro en nuestra casa que como nosotros el contraste que resulta de la aproxima como se halla en estado constituyente , y todo se está ción de sus recuerdos. Sevilla la llana, donde la primavera que se anticipa por constituir, lo mismo es tocar á la cuestión mas mínima , que salir tras ella , enredadas como cerezas, al calendario , llena ya el aire de luz y perfumes , con enjambres de cuestiones de todo género. La de quin su blanco caserío, sus celosías verdes, sus balcones en tas, por ejemplo, es la que se halla á flote y en pri redados de madreselva , y su cíelo azul con un sol de mer término, y la que, según creen algunos, dará to fuego que derrama la claridad á mares: Sevilla la ale davía mucho que liacer y que decir. Uno de sus epi gre y la bulliciosa con su Plaza Nueva, guarnecida de sodios mas notables ha sido el espectáculo que ofreció una guirnalda de naranjos en flor: la muchedumbre la cámara deliberante , puesta de improviso en estado que se agita en su ámbito, y por entre la cual desfilan de guerra , contra la invasión de un ejército femenino al compás de las músicas, aquellos miles de elegantes que pretendía hacer oír su voz en el santuario de las y perfumados penitentes de todos hábitos y colores, leyes. Ello es que la manifestación femenil del lunes blancos, negros, rojos y azules, repartiendo á las niñas santo tuvo el privilegio de poner en alarma al gobierno, dulces de sus canastillos, y arrastrandi luengas colas en desasosiego á la Cámara, sobre las armas á la tropa, de terciopelo ó de seda: las andas cubiertas de flores y en actitud belicosa y ofensiva á los voluntarios y con la de luces, las imágenes cargadas de oro y pedrería, los barba sobre el hombro al numeroso y pacífico vecin : coros de ángeles engalanados de plumas, flecos y orodario de Madrid.

peí, las cohortes romanas con airones de papagayo, ar

No puede darse mayor interés que el que tienen las maduras de hoja de lata y calzas de punto color de carsesiones de las Cortes" actualmente: interés que irá en ; ne como los saltimbanquis ó los bailarines, todo, en fin, aumento cada dia por ser á cual mas transcendenta | lo que en ella se agita, y reluce, y suena durante esos les los asuntos que están sometidos á su deliberación. dias clásicos, ofrece un conjunto en que se mezcla y Todas las asambleas legislativas de Europa son páli confunde lo profano eon lo religioso, de manera que das y parecen meras oficinas gubernamentales , com tiene á intervalos el aspecto de una ceremonia grave, paradas con el gran taller constitucional de España en ó la vanidad de un espectáculo público con sus puntas donde se trata de dar á un cadáver , que no otra cosa y ribetes de bufonada.

El fondo que á estas ceremonias presta Toledo , es desde luego muy distinto y de mas propio carácter. Asentada sobre las escarpadas rocas que rodean el Tajo, retorciéndose entre peñascos y ruinas , envuelta aun en las opacas nieblas del invierno , ó azotada por los vendábales, sus calles sombrías, tortuosas y empinadas, sus denegridos torreones, sus vetustos muros, y las musgosas paredes , restos imponentes de iglesias der ruidas ó monasterios abandonados, dan una tinta me lancólica y grave al severo cuadro que ofrece esta so lemnidad. En el tránsito de sus cofradías, rara vez se aglomera esa muchedumbre ruidosa é inquieta que acude á todo género de reuniones , más por lucir las galas y ver y ser vista, que llevadas de la curiosidad, la devoción ó el entusiasmo. Las largas hileras de peni tentes negros, y los guardadores del sepulcro vestidos de hierro, pasan silenciosos con sus cruces, sus pen dones y sus alabardas, deslizándose por entre los an chos salientes de sombra de los edificios como una procesión de gentes de otra edad evocados en la nues tra, merced á un misterioso conjuro. Desde que el camino de hierro ha puesto la ciudad imperial casi á las puertas de Madrid, aumenta de año en año y de una manera sensible el número de viaje ros que acuden en esta época á presenciar las ceremo nias y cofradías que han hecho célebre su Semana Santa. No obstante, en otro país cualquiera, sería este número mucho mayor , atendido que al interés que la solemnidad religiosa ofrece , se une el de visitar una población tan llena de recuerdos históricos y monu mentos del arte, que no sin razón se ha llamado la Ro ma española. Sirve , en efecto , de magnífico prólogo , y prepara convenientemente el ánimo á la representación del sublime drama el espectáculo de aquel montón de rui nas y monumentos en que se ve trazado á rasgos todo el gran período histórico que abarca el desarrollo de la idea cristiana. En derredor de los muros , y al través de las calles de Toledo, el arte nos va esplicando la historia escrita por él en páginas de piedra, que hablan á un tiempo á la razón y al sentimiento. Los vestigios del circo romano, recuerdan los tiem pos de los primeros mártires, cuya sangre fue la últi ma á empapar la arena antes teñida con la impura de los gladiadores paganos y desde aquel punto santificada. Una piedra colocada sobre la tierra removida , hu milde sepultura de una virgen que murió por la fe de Cristo , sirvió mas tarde de cimiento á la Basílica de Santa Leocadia, la cual, aunque con otra forma, con la misma advocación, permanece aun en pie desde los primeros siglos de la Iglesia, allí donde se elevaban fá bricas suntuosas de las que con dificultad se encuentra el rastro entre las ortigas y los cardos silvestres de la desolada llanura. Los muros de Wamba, la misma Ba sílica, y los cíclopes cimientos de palacios derruidos, traen á la memoria el pasado esplendor de la monar quía goda, cuyos reyes, prelados y proceres echaron el cimiento en sus famosos concilios del código mas per fecto de su época, patentizando así el poderoso influjo de la nueva idea que había convertido en grandes pue blos aquellas lumias semi-salvajes, que después de ha cer girones el imperio romano, se lo repartieron como un botín de guerra. Huellas de la sangrienta y porfiada batalla que durante siglos sostuvieron en nuestro país los soldados de la cruz y los sectarios de Mahoma se ven por todas partes. Aquí los templos en que al tra vés de la dominación sarracena guardaron incólumes los muzárabes el sagrado depósito de la fe de sus ma yores, allá mezquitas convertidas en iglesias católicas, y harenes moriscos trasformados en austeros claustros; más lejos, monumentos que , como la puerta de Valmardon y el Cristo de la Luz , nos hablan de la recon quista. Un sinnúmero de edificios, monasterios y fun daciones piadosas, aparecen á los ojos del que conoce la historia de su fundación, como otros tantos arcos de triunfo que recuerdan un hecho heróíco ó una señalada victoria, descollando entre todos ellos el magnífico San Juan de los Reyes, erigido después del combate en que como en un juicio de Dios , se decidió de la sucesión al trono de Castilla, y que con sus grillos y cadenas entrelazados en los sillares del ábside , pregonan los altos hechos de la recuperación de Ronda, Málaga v Granada. La catedral, por último, prodigio del arte que cinco generaciones levantaron como testimonio del le vantado espíritu que las animaba, de la medida de lo que es capaz un pueblo que espera y cree , y con la conciencia de su inmortalidad , emprende obras que aspira á hacer eternas, realizando las palabras del Evan gelio: «La fe hace andar las montañas.» Los viajeros que acuden á Toledo durante la Semana Santa, visitan casi todos con infalible entusiasmo, aun que pocos con verdadero provecho, los puntos mas no tables de la población, viéndoseles cruzaren grupos por sus calles hasta que al llegar la hora prefijada, bus can sitio á propósito para ver desfilar las cofradías. Es tas se reducen en la actualidad á dos, de las cuales una recorre la ciudad el Jueves Santo y la otra el Viernes. El dibujo que aparece hoy en las columnas de El Mu seo, y cuyo título sirve de epígrafe á estas líneas, re presenta con gran escrupulosidad en los detalles , los cuales conservan el carácter estrafio deloriginal, el gru po de guerreros guardianes del Santo Sepulcro que