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74 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

Ya que no de puerta en puerta.

En un arroyo atascado,
Con ruegos el caballero,
Con azotes el cochero,
Ya por fuerza, ya por grado.

Ya por gusto, ya por miedo,
Que saliese procuraban:
Por recio que lo mandaban,
Mi coche quedo que quedo.

Viendo que no importan nada
Cuantos remedios se hicieron,
Delante el coche pusieron
Un arnero de cebada.

Los caballos, por comer,
De tal manera tiraron,
Que tosieron y arrancaron;
— ¿Es receta? — No ha de ser.


El uso de condenarse.

Una señora, cuyo traje era mas lujoso de lo que correspondía á su posición social, contestaba á las reprensiones de su confesor diciendo:

— Padre, es el uso.

— También lo es el irse al infierno, hija, replicó el prudente fraile.


El santo del dia.

Hay algunos pueblos que llevan hasta la exageración la costumbre piadosa de poner á los hijos el nombre del santo en cuyo dianacieron. En uno de estos se bautizaba el hijo de un paleto, que habia nacido el jueves antes de carnabal, llamado el jueves lardero (de lardo-grosura.)

— ¿Cómo se ha de llamar el niño? preguntó el cura.

— Jueves-Lardero.

— Pero hombre, ¿está V. loco?

— Señor cura, el santo del dia á nadie se le qui