— Señor, su casa ha principiado á arder, y el fuego llegará pronto al salón de los cuadros.
— ¡Ah! mi San Antonio... esclamó el pintor dejando la mesa y corriendo hacia su casa.
El amigo eligió entonces el San Antonio, y era en efecto el mejor de todos.
- 6.
Tengo oficio de albergar
y en mi centro dar morada
á gente que vive armada
y les sirve el pelear
de perder la vida amada.
7.
¿Cuál es una torre fuerte
que guarnece gente armada
de un mismo color y suerte,
que rendida y asaltada
en llamas le dan la muerte?
Del hidalgo montañés
D. Pascual Perez Quiñones,
Eran las camisas nones
Sin que llegaran á tres.
Y cuando la lavandera
La sola al rio llevaba,
El en casa se quedaba
Esperando que volviera.
Pero un maligno ratero,
¡Oh! caso desventurado;
Por robar el tendedero
Lo dejó descamisado.
La pobre, comprometida,