llegasen las cosas al estremo de dar semejante escándalo?
— Señor, dijo el jóven resueltamente, yo había pensado y quería casarme con la boticaria; pero no puedo consentir de ninguna manera que se me obligue á casar con la botica.
Un caballero bastante tonto fué á casa de Utrilla y se mandó tomar medida para que le hiciera un gaban de castór negro.
Ya había salido de casa del sastre y estaba cerca de la Puerta del Sol, cuando, dándose una palmada en la frente, volvió pies atrás, llegó á la tienda de Utrílla, y encarándose con el oficial encargado del corte, le dijo:
— Disimule V., pero solo me he tomado medida para un gabán negro, y quisiera que la tomase V. ahora para otro de color de chocolate.
En aquella época en que se creia en la virtud oculta de las piedras preciosas, preguntó una señora á un filósofo.
— ¿Y la turquesa tiene alguna virtud?
— ¡Oh! señora, muy grande.
— ¿Y cuál es?
— Que si V. se cae con ella de una torre abajo se hará V. mil pedazos, mientras la piedra quedará entera y sana, lo que no es poca virtud.
Apremiaban los alguaciles á un pobre escritor para que pagase 20 duros á que había sido condenado en un juicio verbal, y se escusaba él con que no tenia un cuarto.
— Nosotros, nosotros, decían los alguaciles irritados, se los haremos hallar, que quiera que no quiera.