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EL LIBRO DE LOS CUENTOS. — 261

aturdido por la observrcion del labriego, pero de todos modos una encantadora joven nunca viene mal á un estudiante.

Ello es que ahora, compadecida de mi por los muchos palos y peca cebada que me dabas, me ha vuelto otra vez á mi antiguo ser.

— ¿Y esa encantadora que así dispoue de los burros ágenos te ha dejado el importe del mío?

— No, porque ha querido que lo perdieses en justo castigo de los muchos palos que me dabas. Conque suéltame, dame de cenar, y aprende a ser mas compasivo hasta con los animales.

— Grande chasco ha sido este, dijo el labrador; pero á bien que tengo veinte duros para comprar otro.

El estudiante cenó y se m.archo a la lena.

— Amigos mios, dijo á los suyos, veinte duros trae el paleto para comprar otro burro; sacad vosotros este y vendédselo; yo me esconderé para que no me vea.

En electo, los estudiantes le salen al encuentro.

— Buen hombre, le dicen ¿quiere V. comprar este burro?.

— ¡Virgen Santísima! esclama al mirarlo, santiguándose y haciéndose cruces. ¡Ah! ¡burro, burro! ¿de esas tenemos? quien no te conozca te compre, que yo bien sé que eres estudiante.


La pregunta de doble sentido.

A un corcobado preguntóle uno :

— ¿De dónde eres, corcobado?

— De las espaldas, contestó.


Adivinanzas.

65— ¿Cómo podremos conseguir que vayan detrás de nosotros las mujeres hermosas?

66— ¿Qué es indispensable para que un hombre coma segunda vez en un dia?