mantenerlo después en su vejez con algún alivio; pero el hijo, cuando el padre habia de sacar algún producto de sus fatigas, se metió fraile.
El padre llorando, le preguntaba:
— ¿Por qué, me has abandonado, hijo mió?
— Por vivir en pobreza, padre.
— ¡Oh, qué loco eres! esclamó el padre. ¿Podias vivir en mayor pobreza que estándote conmigo, cuando nada me ha quedado?
Me acuso, padre, de que murmuramos mucho, decía una mujer confesándose.
— Di que murmuras tú, dijo el fraile gravemente, y no me metas en tus murmuraciones.
36.
Es mi olor muy agradable,
mi nombre de peregrino,
y tengo virtud notable,
aunque nadie supo que hable
ni que anduviese camino.
37.
Nunca la verdad admito,
y soy león homicida
que sin golpe y sin herida
la vida suspendo ó quito
en la mitad de la vida.
Una señora joven y hermosa estaba de parto por la primera vez, y afligida y desesperada además por la congoja y la angustia que le ocasionaban los inevitables dolores que sufria.