ayuntamiento á la sesión permanente y el maestro á redactar una nueva esposicion mas luminosa y con mas datos.
— No comprendo, decia el obispo al oirla, las exigencias de estos honrados vecinos; tienen un cura que les dice misa y un poco de sermon por añadidura, y no están contentos. ¿Pues qué quieren?
— Quieren, dijo un sacerdote entrando, que la misa no se diga, sino que se celebre, y que el poco de sermon se predique.
Este sacerdote era el verdadero cura, que esplicó el suceso y su detencion por una enfermedad; desde entonces está en su curato, y el truhan del soldado en un presidio.
Novio. Vi de mis primas los cielos
Y á decir verdad, señor,
Tengo á Eugenia tanto amor.
Que aun los hombres me dan celos.
Suegro. Aunque esas cosas me dan
Enfados, he agradecido
Que os entreis á ser marido
Por las puertas de galan;
Pero ha de ser con cordura,
Que celos no ha de tener
Un hombre de su mujer.
Novio. Pues de cuál ¿de la del cura?
Un labrador viudo, y con su casa andante y volante, contrajo matrimonio con una jóven lindísima, pero no tan rica como el. La novia, no atreviéndose por completo á ser desde el primer dia la dueña de la casa, dijo á su marido:
— ¿Qué cena quieres que le dé al criado?
El marido repuso con tono de gran señor: