— Pero, vamos, ¿cuánto poco masó menos? ¿serán cuatro cahíces?
— Bobos.
— ¿Ocho?
—Ponga diez, padre, porque lo que falta iremos á hurtarlo después mis hijos y yo.
Cansado un herrador de que le robaran todas las noches las anillas de hierro que tenia en la pared para atar los caballos, puso en su lugar elegantes y retorcidos cuernos de cabra.
—Buen pensamiento es, dijo el escribano del pueblo que pasaba por allí mirando los cuernos. ¿De dónde ha salido eso?
— De aquí, contestó el herrador, dándose en la frente con aire satisfecho.
La raposa y la perdiz
Tuvieron una pendencia;
La raposa por su ciencia
Quería ser mas feliz.
La perdiz por su hermosura,
A quien la otra decía:
— Bobaza, que cada día
Te caza quien te procura.
Y ella dijo: — Aunque bobaza,
CJon cuanto tú sabes, no
Sabes también como yo
A cualquiera que me caza.
Dijo Felipe II á D. Diego de Córdoba una tarde de diciembre:
— Gran frío hace; no sé en qué emplear la noche.
— Acuéstese V. M., respondió; porque no hay