Vino á tomar por alivio
Consolarse con la albarda;
De manera que imagino
Que fué consuelo tenella,
Pues sintió menos con ella
La pérdida del pollino.
Nadie halla en un libro mas talento del que tiene él mismo.
— En las obras de los demás, el tonto busca los defectos, el sabio las bellezas.
— Un tonto puede pensar algunas veces, pero siempre según su tontería.
— La curiosidad se aumenta con la instrucción.
Un joven de talento, pero de una figura bastante fea, oyó decir á varias personas que le seguían en el Retiro: «parece un Esopo;» al instante volvió la cabeza y dijo:
— Tenéis razón, porque hago hablar á las bestias.
Decia frecuentemente Fabia Dolabela que tenia treinta años.
— Verdad debe ser, replicó Cicerón, porque hace mas de veinte que lo dices.
Al llegar á Lyon el conde de Alest fué conduciüo á casa del gobernador, que no lo conocía, y lo recibió con orgullo, diciendo:
— Amigo mió, ¿qué dicen en Paris?
— Misas.
— Ya; ¿pero qué ruido corre?
— El de los carruajes.