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216 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

— Que la onza de carne sea cabal, ni mas ni menos.

El judío reflexionó.

— ¿Y si corto mas?

— Morirás por ello.

— ¿Y si corto menos?

— Se cortará de tu cuerpo la carne que falte. Tal es la ley, y la ley debe cumplirse.

— ¿Puedo volverme atrás? preguntó el judio temblando de terror.

— Sí; pagando al cristiano la deuda y quedando su esclavo,

— Me someto á ello, dijo el judío, y confieso que he mentido.

— Y yo te perdono, gritó el cristiano, porque Dios es justo, y por ocultos que sean sus caminos, la justicia triunfa siempre.


Enigmas.

32.
Que se alegra dá á entender
el que pronuncia mi nombre;
le suelen dar de comer,
los que yo alimento al hombre
y yo le doy de beber.

33.
Con agrado cortesano
no hay hora que yo no enseño
teniendo sola una mano,
y me hace temblar mi dueño,
con pesares, si estoy sano.


El Miércoles de Ceniza.

De vuelta de sus viajes por Europa, contaba un turco al sultán que los cristianos se volvían lecas, en cierta época, hasta que después de tres días