Al irle la piedra á echar,
Volviéndola á retirar
Decia: — Guarda, es podenco.
Tenia guerra Mitrídates con su sobrino Ariarato, y viendo que no podia vencerlo con la fuerza, determinó lograrlo con el artificio.
Pidió á Ariarato una conferencia, y se la concedió; pero de ambas partes se examinó mutuamente si llevaban armas ocultas.
El que registraba á Mitrídates llegó á tocar mas abajo del cinturon, y entonces este príncipe le dijo riendo:
— Puedes ser prudente sin faltar á la decencia; no registres en donde se pueda presumir que buscas otra cosa.
Esta idea lo turbó de manera que dejó de registrar; pero Mitrídates ocultaba en efecto en aquella parte un puñal, y con él mató á Ariarato.
Un pintor que conocía por esperiencia propia la suerte que esperaba á los pleiteantes, teniendo que representar en un cuadro ádos de ellos, de los cuales el uno había ganado el pleito y el otro lo había perdido, puso ai que lo ganó en camisa y al otro en cueros.
Un joven que había sido educado en casa del filósofo Zenon volvió á la compañía de su padre, que le preguntó al momento :
— ¿Qué has aprendido de bueno en casa del filósofo?
— Presto lo sabrás, padre mío, respondió el joven, y luego calló.