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180 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

— Toma este alfiler, acércate despacio, de modo que no nos oiga, y pínchale en la mano.

Dicho y hecho; cogió el alfiler, se acercó al pobre ciego y le aplicó la punta hasta que le obligó á escíamar:

— ¡Ah ladrón!

— He ganado, dijo el primero.


El hoyo grande.

Un zote preguntaba á su criado:

— ¿Por qué no has sacado el estiércol de la cuadra?

— Porque no he encontrado quien se lo llevase, ni sé dónde ponerlo.

— Haz un hoyo en el corral, y mételo allí.

— Pero señor, ¿y la tierra del hoyo?

— Hazlo bastante grande para que quepa todo.


No se bate el dichoso.

Se rogaba á un jugador de buena suerte que sirviese de segundo en un duelo.

— Gané ayer 2,000 duros, contestó, y me batirla muy mal; id á ver al que los perdió, porque creo se batirá como un demonio.


Enigmas.

<poem>28. Como bien mi nombre notes, se aplica á reloj, papel, juego y almirez y azotes, y dá á la pelota botes si está cubierta de piel.

29. Soy comida muy usada,