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156 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

- Toma, porque por el otro lado estaban llenas de puntos.


Los criados del rey

Estando comiendo Felipe IV, y asistiendo á la mesa el conde-duque, dijo Quevedo:

— Verdaderamente, señor, tiene V. M. dos criados como el álamo, todo ojarasca y no dan fruto.

El conde-duque comprendió que hablaba por él, y le dijo:

— ¿A que soy yo uno?...

Quevedo contestó:

— No, sino ambos.


La vírgen de parto.

Una compañía de la legua que actuaba en una capital de provincia, tenia anunciada para el domingo una tragedia en que la mas linda de las actrices representaba el papel de Virgen vesta.

Todo el teatro estaba lleno atraido por la novedad de la función, cuando se presentó el autor de la compañía, diciendo:

— Tengo el disgusto y el placer de anunciar que no se puede representar la tragedia, porque la virgen ha parido un robusto niño.


La pena del talion.

Un hidalgo de la época de D. Pedro el Cruel fué á quejarse al rey contra un desgraciado albañil, que habiendo caido de un andamio mató á otro hidalgo, pariente del primero.

El monarca, oidas las dos partes, proveyó en justicia, mandando que el albañil sufriese la suerte del desgraciado cuya nmerte causó, pero con la precisa condición de que el acusador habia de ser el ejecutor de la sentencia, arrojándose sobre el