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EL LIBRO DE LOS CUENTOS. — 153

— Pues tú, le decia el cura, ¿qué pudiste enseñarle cuando ni siquiera sabes leer?

— Le enseñé á silbar.


La asadura á crédito.

Tenia cierto cura de una aldea
Un criado muy zote y gran badea:
Díjoleundia: — Mira, Pedro Mingo,
Yo voy á predicar, porque es domingo;
Yete, y dile á David el carnicero.
Que te dé una asadura de carnero,
Que llevarás su importe en acabando.»

Fue el criado volando.
Dio á David el recado,
Pero del mozo poco confiado
No se la quiso dar sin el dinero.

Viendo esto el mozo, fuese muy ligero
A la iglesia en que su amo predicaba;
Mas por qué tanto, cuando en ella entraba,
El cura los profetas recorría,
Y en alta voz decia:

— ¿Qué nos dice David? — Que la asadura
No la dá — dijo el mozo con frescura-
Si su merced los cuartos no le envia,
Porque ya ni á su propio padre fia.


Epitafios portugueses.

Aquí yaz á bella María de Frangaño, que fizo multas esmolas á os pobres de Nuestro Señor; morreo porque naon subo Deus que á morto ó Preste Juan.

— Aquí finca ó mellor cosa de Castella ó señor obispo de Mérida natural D. Gonzalo Alfonso; naon quiso ser Caitesao por non caer en desgracia ó de Nuestro señor Jesucristo.

— Aquí yaz Jorge Filgueiras: naon ó mató Deus, porque él se mató deitándose por unas chanelas.