Página:El libro de los cuentos.djvu/152

Esta página ha sido corregida
152 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

Tres bellas, que bellas son,
Me han exigido las tres,
Que diga de ellas cuál es
La que ama mi corazón.

Si obedecer es razón
Digo que, ¿amo á Soledad?
No. — ¿A Julia cuya bondad
Persona humana no tiene?
No. — ¿Aspira mi amor a Irene?
¡Qué! ¡no! es poca su beldad.

Una carcajada fue la contestación unánime de las tres hermanas al comprender el verdadero sentido de la décima.

— Hermanas mias, dijo Irene, hemos llevado unas calabazas solemnes, y si algo hay en ellas de menos amargo, es el haberlas recibido las tres aun mismo tiempo.

— Yo creo que debemos agradecérselo, dijo la mayor, en primer lugar, porque nos ha desengañado, y después, por la brillante lección de ortografía que nos ha dado, y que yo, por mi parte, no olvidaré jamás.

— Hé ahí, dijo Julia, cuan disparatadamente pensábamos cuando creíamos que una coma mas ó menos ni daba ni quitaba valor á la frase, y que la puntuación, de cualquier manera que se colocase estaba bien.

— ¡Viva el novio, que nos ha dado las calabazas en ortografía!

— ¡Viva!


El maestro de Cisneros.

Cuando nombraron arzobispo á Cisneros, un labrador de Torrelaguna, dándose importancia, solia decir:

— ¡Qué fortuna para éi y qué gloria para mi, que he sido su maestro!