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150 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

y cuestiones; amenazando turbar la paz de la familia y convertir la casa en un infierno.

Para salir de esta situación penosa exigieron del joven que se declarase; y acosado y comprometido, ofreció consignar en una décima el estado de su corazón, con respecto á ellas, pero con la condición precisa de que no había de estar puntuada, y autorizando á cada una de las tres hermosas para que la puntuase á su manera.

La décima es la siguiente:

 Tres bellas que bellas son
Me han exigido las tres
Que diga de ellas cuál es
La que ama mi corazón
Si obedecer es razón
Digo que amo á Soledad
No á Julia cuya bondad
Persona humana no tiene
No aspira mi amor á Irene
Que no es poca su beldad

Soledad, que abrió la carta, la leyó para sí y dijo á sus hermanas :

— Hijas mías, la preferida soy yo, ó sino oid; y leyó la décima con la siguiente puntuación:

 Tres bellas, que bellas son,
Me han exigido las tres,
Que diga de ellas cuál es
La que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
Digo, que amo á Soledad;
No á Julia, cuya bondad
Persona humana no tiene;
No aspira mi amor á Irene,
Que no es poca su beldad.

— Siento mucho desvanecer esa ilusión, hermana