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128 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

so que apenas puede andar para el que espera la dicha; un minuto es muchas veces en la vida mas largo que una hora.

Es necesario azotar al viejo del tiempo para que corra; es necesario suprimirlo.

— ¡Va! dice la hermosa: ¿quién espera dos horas pudiendo hacer que pasen en un instante? ¿quién deja la manecilla del reloj que siga su curso con tanta pausa, cuando de un salto la puedo poner en las seis y llegar á la hora deseada?

Dicho y hecho; abre el reloj, coge la manecilla, y zas, ya son las seis.

— Qué imbécil he sido, dice sonriendo; hace media hora que podian haber dado las seis si se me hubiera ocurrido esta idea.


El retrato leyendo.

Un majadero de folio mayor, á quien hablan hecho creer sus amigos que leia muy bien, quiso retratarse, y para que se le conociese en la pintura por aquella habilidad, en que él creia sobresalir, le dijo al pintor:

—Quiero que me retrate V. con un libro en la mano, leyendo en voz alta y dando la entonación y el sentido que, según es fama pública, sé yo dar á lo que leo.


Receta para los ojos.

Enfermo un mozo tenia
De los ojos á su padre,
Y curarlo pretendía,
Que en efecto lo queria
Como si fuera su madre.

El remedio procurando,
En un libro que se halló
De medicina, hojeando
Un capítulo encontró
De lo que andaba buscando.

Abrojos para los ojos,