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EL LIBRO DE LOS CUENTOS. — 125

pensar en esconder aquel objeto; va á cogerla de los cabellos y se encuentra con una peluca, y debajo de la peluca... con los cascos de un botijo.

Una carcajada se oyó detrás de la puerta.

— ¡Ingrato! dijo el estudiante, que se hallaba escondido. Estaba lleno de natillas que venia á regalarle para desengañarlo, ¡y lo rompe!

— ¡Ah, maldito! esclama el zapatero tapándose las narices.


La tos y los dientes.

Cuatro dientes te quedaron
(Si bien me acuerdo); mas dos,
Elia, de una tos volaron;
Los otros dos de otra tos.

Seguramente toser
Puedes ya todos los dias,
Pues no tiene en tus encías
La tercera tos qué hacer.


El marido sensible.

Stemé, el autor del Viaje Sentimental, daba á su mujer una vida de perros.

Comiendo un dia con el cómico Garrick, recayó la conversación sobre los deberes mutuos de los dos esposos en el matrimonio, y Stemé se estendió con gusto sobre los encantos y dulzura de una unión fundada en la ternura y mutua consideración de uno á otro, concluyendo de este modo:

— El marido que maltrata á su mujer, merece que las llamas consuman su casa y todo cuanto posee.

— ¿Tienes la tuya asegurada de incendios? le dijo Garrick.


El paleto en el teatro.

— ¿Qué te ha parecido el teatro? decia un caballero á su criado Domingo, á quien habia regalado una entrada general para el de la Zarzuela.