Página:El libro de los cuentos.djvu/102

Esta página ha sido corregida
102 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

ta es una industria para venir á mas con poca dinero.

— ¿De veras? ¿sabes que eso es muy curioso?

— Si. Antes, por ejemplo, estaba acostumbrado á comer perdices deliciosas; pero hoy, cuando tengo dos cuartos, compro un pájaro, me calo estos anteojos de aumento, que lo hacen crecer diez veces, lo miro con ellos y me formo la ilusión de que es una perdiz ó un capón.

— ¡Magnífico!

— Si tengo dos reales para comprar un pollo tísico, ¡ay! amigo mió, entonces los anteojos mágicos me lo convierten en pavo. Pero, ¿qué mas puedo decirte? ¿ves estas guindas que parecen garbanzos de los de seis cuartos la libra? pues para mi son mollares tan grandes como melocotones.

— La idea la creo escelente, inmejorable, amigo mió, si se comiese por los ojos, pero aun así me ocurrria una dificultad.

—¿Cuál?

— ¿Se dará por contento el estómago con ese fantasmagórico aumento de volumen?

— ¡Vah, el estómago! Los pobres lo hemos suprimido por inútil.


Hágalo usted mejor.

Un pollo de los que cumplen los años en marzo estaba haciendo ruido en los hierros de una reja con la contera de su bastón. El dueño de la casa, irritado con aquel sonsonete insufrible, abrió de par en par las ventanas, y dijo montando en cólera:

— Caballerito, eso está muy mal hecho.

— Pues hágalo V. mejor, contestó el pollo con, descaro, ofreciéndole el bastón.


La cara de un feo.

Cuando vino por primera vez á Madrid el señor N. causó tal asombro su fealdad exagerada, que