En efecto. Mi vida es ya larga. Nuestro padre no había nacido aún cuando ya me querían casar. (Ríe.) Entonces nos emanciparon de la servidumbre. Yo era el jefe de camareros, y no quise aprovecharme de mi libertad. Me quedé como estaba, ni más ni menos; seguí sirviendo fielmente a mi amo... (Pausa.) Me acuerdo muy bien. Todos mis camaradas rebosaban de gozo; todos estaban contentísimos. ¿De qué? Ellos mismos no lo sabían.
¡Oh! Antes se estaba mucho mejor. Había latigazos... ¡Qué delicia!
Sin duda; los mujiks andaban entonces con los propietarios, y los propietarios, con los mujiks; mientras que ahora cada cual anda por su lado.
¡Cállate ya! (A Lopakhin:) Mañana intentaré en la ciudad pedir fondos prestados.
Sépalo usted de antemano. Fracasará usted. No se