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EL JARDÍN DE LOS CEREZOS
Gaief.

Lo que es eso, no lo deja de la mano.

Pitschik. (Lastimero.)

Doscientos cuarenta rublos...; necesito pagar las contribuciones.

Lubova.

No tengo dinero, amigo.

Pitschik.

Pero yo se lo restituiré en seguida, mi buena amiga..., la suma es tan insignificante...

Lubova.

Bien, Leónidas se lo entregará a usted. Escuche, Leónidas, entréguele doscientos cuarenta rublos.

Gaief.

Sí; puede contar con ellos. (Irónicamente.) ¡Que espere sentado!

Lubova.

¿Qué le vamos a hacer? Entregárselos, si los necesita con urgencia..., él los devolverá. (Lubova Andreievna,