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ANTÓN P. CHEJOV

ses.) La vida pasó ya. Es como si yo no hubiera vivido... (Tiendese sobre el canapé.) Permaneceré así, tendido, por algunos instantes... Las fuerzas empiezan a faltarte. Firz, tu vida se va. Nada más me queda, nada más... (Su cabeza hace un movimiento, cual si intentara erguirse, y cae de nuevo.) Nada... (Balbuciente.) Más... (Expira.)


Ruido lejano, como si viniera del cielo, como el de una cuerda de violín, que estalla. Ruido siniestro que se extingue poco a poco. Todo está en calma. En el profundo silencio, los hachazos continúan.




Fin.