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EL JARDÍN DE LOS CEREZOS
Lubova.
Voy a llamarla... ¡Varia!
Lopakhin.
A propósito, tenemos aquí el champagne para celebrar el suceso... (Mira la bandeja y las copas.) ¡Todas están ya vacias! (Yascha circula a diestro y siniestro. Lubova, con Yascha, sale.) Lopakhin saca su reloj. ¡Ah! (Detrás de la puerta, risa ahogada; Varia entra contemplando las maletas.) ¿Y usted qué va a hacer, Varia Michelovna?
Varia.
¿Yo? Iré a casa de los Rasdinlin, como ama de llaves.
Lopakhin.
Yo salgo inmediatamente para Kharkof. He arrendado la propiedad a Epifotof.
Varia.
Está bien. (Óyese una voz por la ventana abierta: «¡Yermolai Alexievitch!» Lopakhin, como si esperara a ser llamado, vase rápidamente. Varia siéntase por el suelo,