Página:El jardín de los cerezos.djvu/112

Esta página ha sido corregida
108
ANTÓN P. CHEJOV
Trofimof.

No quiero.

Lopakhin.

Así, pues, ¿no partes para Moscov?

Trofimof.

Los acompañaré hasta la ciudad, y mañana saldré para Moscov. (Trofimof sigue buscando sus chanclos.) Probablemente, no nos volveremos a ver más. Permite que te dé un consejo antes de separarnos. No gesticules. Abandona esa detestable costumbre. Oye lo que te voy decir: construir una datcha, imaginar que de un datchnik puede salir un pequeño propietario, es tan inútil como gesticular. Pero sea como quiera, tu me eres simpático. (Se abrazan.)

Lopakhin.

Y tú a mí también me eres simpático. Ya lo sabes. Yo haré cuanto pueda por ti. Me tienes a tu disposición. No soy tan malo como algunos suponen. (Lopakhin saca su portamonedas y hace ademán de entregarle dinero.)

Trofimof.

¿A qué viene esto? Yo no necesito dinero.